Tras el receso obligado de una serie de conciertos programados en Chile durante 2019 y…
Metallica en Chile: el peso del relámpago
40 años de carrera, una iconografía tan reconocida en todo el mundo (muy protagonista anoche), himnos dejados para distintos momentos, décadas, edades. La huella del relámpago de Metallica ya no es indiferente para nada ni nadie y un repleto show en Club Hípico lo dejó demostrado. Pese a todos los problemas previos al evento (principalmente el funesto cambio de recinto, que provocó una organización apurada, deficiente, demoras, problema en accesos, señaléticas, seguridad), es que Metallica era más fuerte, el show en sí mismo desempañó todas estas trabas que para muchas y muchos se pudo haber tornado bien desagradable.
Ya en escenario, y a eso de los 22.00 horas parte un show inmensamente espectacular. Ya habíamos echado un vistazo al logo de la banda de la forma más gigantesca nunca vista antes construida en el escenario, pero era solo una muestra de un verdadero espectáculo potenciado por dantescas pantallas visuales con temáticas para todas las canciones, haciéndonos viajar por las distintas eras de la banda, con un set de canciones particularmente bien elegidas y con un agregado de FX y pirotecnia como es digno de una banda de este calibre.
El Latigazo de “Whiplash” arranca todo. Si bien el sonido fue yendo de menos a más, la potencia y la preocupación instrumental para lograr de mejor de sí de parte de la banda estuvieron a la altura. “Ride The Lightning” llega como un mazazo a la cabeza de tantas personas que aman aquella vieja escuela, todo con imágenes de los sistemas penitenciarios estadounidenses, que aborda el tema de la crítica a la pena de muerte en la silla eléctrica.
En lo personal y a juzgar por las reacciones de la audiencia durante el concierto, Metallica superó las expectativas. En el transcurso de dos horas, tocaron una mezcla de éxitos, cortes bien profundos y otros favoritos de los fans. No había descontento, pese a que claramente nos hubiese gustado escuchar cosas como “Fade To Black” o “Wherever I may Roam”, entre muchas otras. “Seek and Destroy” sonó fuerte y clara, y fue coreada por todo ese Club Hípico repleto, que por cierto, había escandalizado a los vecinos desde las pruebas de sonido del día anterior.
Metallica apuntó a un set donde no se desconociera ningún momento y donde se hiciera todo entretenido. El show pasó volando. La siempre querida “One” llevaba a nuestros ojos imágenes bélicas y toda la fibra de uno de los temas más reconocidos de la banda, en tanto “Moth Into Flame”, hacía emanar esas llamaradas de fuego que se resintieron fuerte con calor en el rostro. Una sorpresa con “Through The Never”, aquella machacante gema del Álbum Negro hacía transpirar y gesticular muchos esfuerzos a un Lars Ulrich que por trabajólico nunca se ha quedado, pese a que sus ritmos han bajado con la edad. Quien estuvo bien concentrado fue Kirk Hammett, quien por cierto ha estrenado álbum en solitario y que nos brindó una cálida noche de solos (tremendo en ‘Spit out the Bone’) y sus ya característicos wah wahs. “For Whom The Bell Tolls” fue pegada con “Creeping Death” y nos dejó uno de los momentos más aplastantes de la noche, demostrando una vez más, el cariño de la banda por los himnos de RTL (1984)
La noche además nos entregó cosas como “Sad But True”, siempre aplaudida, siempre headbangeada y la emocionalidad de “Nothing Else Matters”, resistida por muchos fans pero que a grandes rasgos siempre se termina respetando dentro del catálogo. Una inesperada “No Leaf Clover” de la sinfónica (por fin la tocaron), una bandera chilena propagada en las pantallas nos hizo abrazar aún más todo y la fuerza irresistible de “Master Of Puppets”, donde no se la podían creer algunos fans lo bien que sonaba tamaño himno (disco del cual se echaron de menos un par de temas, por cierto).
El final con “Enter Sandman” fue apoteósico, lleno de fuegos artificiales sellando uno de los shows en potencia y espectacularidad reunidas más grandes del año. Se resistió bastante: dos años, reagendamientos, cancelaciones, traslado de lugar, pero igual, la gente sufrió, se la bancó, vibró y se conmocionó ante una banda que nos repasaba una vida llena de canciones, proporcionadas por los que sin duda han sido uno de los actos fundacionales del metal de la historia. Un James Hetfield agradecido se despedía de Santiago y vaya que bueno es verlo haciendo lo que mejor sabe, sonriendo, siendo “el jefe”, después de lo duro que lo ha pasado estos últimos años. El relámpago azotó Santiago anoche y pese a todo, barro, sudor y sangre, salimos totalmente airosos y airosas.
Setlist:
Whiplash
Ride the Lightning
The Memory Remains
Seek & Destroy
Through the Never
One
Sad but True
Moth Into Flame
The Unforgiven
For Whom the Bell Tolls
Creeping Death
No Leaf Clover
Master of Puppets
Spit Out the Bone
Nothing Else Matters
Enter Sandman
Por Patricio Avendaño R.
Fotos: Jerrol Salas