Motörhead y Judas Priest en Chile: Fuego cruzado que se aproxima
El próximo 5 de mayo, tendremos en Santiago la posibilidad de ver a dos leyendas del metal mundial, y es que no todos los días bandas pilares como son Judas Priest y Motörhead se juntan para dar cátedra de cómo es y debe sonar el sonido más estridente del rock.
Si nos enfocamos en la trayectoria de ambas agrupaciones, sabemos que consolidaron durante los años 80’ su reputación y valía como actos fundamentales para el heavy metal, sin embargo y en honor al abrasivo paso del tiempo ambas bandas en los últimos 10 años han tomado caminos dispares en el cómo afrontar sus carreras que en honor al mismo tiempo, están más cerca del retiro de los escenarios que de un incipiente nuevo brío, nos guste o no, remontémonos a Motörhead.
En 2004 los comandados por el –en ese entonces– bebedor de Jack Daniel’s, parían al mundo su décimosexto disco titulado Inferno, del cual hasta hoy tocan sus canciones en vivo, piezas matadoras como In the Name of Tragedy o el exquisito Whorehouse Blues. En los años 2000 Lemmy y cía se diferenciaban de sus compañeros británicos y de otras titánicas bandas al sacar discos cada 2 o máximo 3 años, inclusive algún DVD en vivo se editó en 2007, año en el que tuvimos la suerte de ver por segunda vez en Chile a Motörhead, tras esa mítica fecha de 1995 en la que tocó ante poquísimo público. No obstante en 2007, en un todavía activo Estadio Víctor Jara que recibió a los británicos en el marco de promoción de Kiss of Death (2006), una noche inolvidable para los que presenciamos por primera vez el poder y volumen de la banda punk más metalera de los 80’.
En su regreso a Chile en 2011 en el tour de promoción de The World Is Yours (2010), Motörhead ya contaba con una nueva base de fanáticos acá en Chile y el ruido que provocó su venida, logró que la banda grabara acá su ultimo DVD/CD en vivo The World Is Ours Vol. 1 tras ese tremendo golazo de la fanaticada metalera nacional más el llenar un Teatro Caupolicán a su tope esa tarde de abril de 2011, fue inevitable que los mánager de Motörhead no consideraran a Chile en este tour que los trae a Sudamérica con el argumento discográfico de soportar a Aftershock editado en 2013. Y muy a pesar del estado de salud de Lemmy que, no es el mismo que vino en las anteriores visitas a Chile por el problema cardíaco que lo aquejo hace algún tiempo, el 5 de mayo tendremos la posibilidad de revalidar el legado del hombre eterno del rock n roll.
2005 se anotaba en la historia de la música como el año del regreso discográfico de Judas Priest con su más insigne vocalista, pues Rob Halford retornaba a la agrupación tras haberla dejado en 1993. Angel of Retribution fue la placa que trajo de vuelta el sonido mágico y envolvente de una banda que había hecho escuela con seminales discos de heavy metal durante ya tres décadas, Stained Class, Defenders of the Faith y Painkiller son irrefutables muestras de ello, pero en Angel of Retribution la banda sonaba heavy e inspirada de hecho ese mismo año nos visitó en una nueva versión de Monster of Rock junto a Whitesnake y Rata Blanca.
En 2008 editaron el experimental Nostradamus con el que llegaron en 2011 con un nuevo guitarrista en sus filas; Richie Faulkner había llegado a reemplazar al eterno K.K Downing quien simplemente se aburrió de tocar Breaking the Law y otros clásicos en desmedro del nuevo material que según él, no le interesaba a los fans. Incluso así, sin uno de sus creadores Judas Priest continuo con su apuesta por enarbolar la bandera del heavy metal en lo más alto del orbe, y para eso regresaron en 2014 con Redeemer of Souls el cual podríamos clasificar como un fantástico compendio de lo mejor de todas las épocas de Judas Priest. Ambas bandas, llegan con disco nuevo para cautivar aún más a su fiel y exigente fanaticada, pero bien sabemos lo que K.K Downing comentó tras su salida de la banda, no importa cuántas buenas nuevas canciones traigan, todos esa noche saltaremos y empuñaremos el puño en alto al son de la brutal Painkiller o de la inmortal Ace of Spades.
Por Nelson Silva A.