Música nacional en clave 8M: El sólido momento que vive la presencia femenina en la música chilena

Música nacional en clave 8M: El sólido momento que vive la presencia femenina en la música chilena

En muchos géneros musicales variados y dispersos, el rol de la mujer en la música nacional es cada vez más relevante. Hoy hacemos un repaso en la escena 

Una atenta y soñadora niña sentada frente a su batería viendo el show en que Natalia Pérez -más conocida como Cancamusa -inmortalizó uno de los momentos más álgidos y emocionantes del recién pasado festival de Viña, cuando la artista chilena demostró a gran escala sus dotes e impresionó a miles de espectadores en su turno de reemplazo de Mauricio Basualto en el sillín de batería de Los Bunkers. Esta, una fotografía que dio vuelta por las redes, ejemplifica simbólicamente el buen momento que viven las artistas chilenas en la actualidad, en el rock y la música en general. Y que al día de hoy, va en vertiginoso ascenso. 

«Ver a esa niña me recuerda a cuando yo era niña y vi a Juanita Parra tocando batería», dijo tras su show la oriunda de Valdivia y acá el link que hace nos mete de lleno en una de las figuras femeninas más emblemáticas del rock chileno: Juanita, con el dolor de la pérdida de su padre, Gabriel Parra, tomó la responsabilidad de aquel rol brutal en Los Jaivas y ha logrado ser una de las mejores en talento y representatividad de su género. Pero no es la única. 

Desde los años cincuenta es en que cada década, estilo y forma han habido mujeres forjando de alguna u otra manera nuestra identidad: Desde la madre de todas, Violeta, pasando por distintas intervenciones de muchas cantautoras, músicas y voces que han dejado huella. La pérdida de «Cecilia, la incomparable» fue un golpe duro para la música chilena, pues su canto y actitud siguen vigentes ya que transversalizó géneros musicales. Denisse de Aguaturbia es un baluarte del rock clásico chileno en estado puro desde hace medio siglo, Cecilia Aguayo en el disco «Corazones» de Los Prisioneros, dejó clavado uno de los mejores momentos para un disco que precisamente habla de la mujer, la misoginia y el machismo (y que fue muy malentendido en su momento). 

Hoy en día la presencia femenina goza de muy buena salud: ejemplos como Cinthia Santibáñez, siempre al frente en Crisálida manifestando inquietudes por nuestras raíces, las tierras mapuches y la igualdad de género. Caterina Nix, con su voz soprano, estilo sobresaliente y particular épica en sus proyectos como Chaos Magic y solista; Ana Carolina, con su sello gothic doom haciendo una oda a los paisajes y parajes sureños chilenos con Mourning Sun o los combativos versos de una de las bandas más incendiarias del hardcore chileno-completamente formada por mujeres-, como Derrumbando Defensas desde Temuco. El caso de Frank’s White Canvas, una banda que paso a paso ha concretado metas y que han dejado huella en Europa, pero que no dejan su fiel público chileno, van y vuelven y siguen en pie firme ante la promesa de su sueño musical. 

Amistad, reinvención y experiencias: los lazos que marcan la nueva etapa de Frank’s White Canvas

El buen momento que presentan artistas chilenas que ya llevan un tiempo, pero que siguen marcando vigencia: Ana Tijoux ha sido ampliamente aplaudida por «Vida», su nuevo álbum e incluso ha sido destacada por Billboard y Rolling Stone como una de las mejores artistas rap latinas (lugares 3 y 5 respectivamente), y nombres consolidados como Cler Canifrú, Camila Moreno y Javiera Mena se han asentado como mujeres fuertes y sólidas en cuanto a producción, shows en vivo y composición; o el resurgimiento de Nicole que ha vuelto con un gran disco como «Claroscuro» y un show en vivo a la altura, Denisse Malebrán o la propia Mon Laferte que a sus 40 años con Autopoiética supo reinventarse con un disco y línea que cada vez se aleja más de lo planteado en el ya icónico Mon Laferte, vol. 1 (2015). 

 
 
 
 
 
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En los circuitos más indie y under el exitoso año 2023 de artistas como Chini. png o Niña Tormenta, la primera se ganó muchos aplausos y lugares altos en discos del año en selectas listas (un buen salto además con una presentación en el KEXP estadounidense) y la segunda deslumbrando con su onírico y estremecedor álbum Las Cosas Lento. El dream folk chileno a base de buena voz y ukelele de Laurela también dijo presente el año pasado con su poético álbum «No Culpes al mar si tú eres la Luna». El art punk de Rosita Pelúa, el dark wave de Diavol Strain (próximas a telonear a Placebo), el post punk sucio y radical de Radio Siniestra o la melancolía y diversidad de Flores (Natalia Flores) son propuestas más que dignas de revisión. 

La música urbana también presenta chicas que se han convertido en verdaderas súperestrellas y sendas exponentes que han logrado mover masas y dar el paso más alla: Akriilla, Akatumamy, Princesa Alba, Flor de Rap, Rubio, Paloma Mami, Tomasa del Real, Loyalty y la lista suma y sigue. 

Y sí, hay mucho más por destacar y descubrir. Hoy en día las opciones de musicalidad femenina y feminista son infinitas. Cada una con sus valores, perfil y estilo. La variedad es amplia y grandes capítulos de la historia de la música chilena se siguen escribiendo gracias a ellas. 

Patricio Avendaño

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