Nación Rock Awards versión criolla: Los mejores 25 discos chilenos de 2016, del 10 al 1
10. Ases Falsos-El hombre puede
Los Ases no fallaron en su tercer logro discográfico, y como ya se está haciendo costumbre se encaraman en los lugares de privilegio de los rankings anuales de música chilena. “Juventud americana” y “Conducción» habían planteado muy bien las cosas y no hay duda que en su nueva entrega Cristóbal Briceño y su lírica difusa, lúdica, cándida y volada, sumado a las composiciones que se mueven entre el pop indeleble, a veces contagioso y a otros ratos frenético, logran ser parte de su sonido «clásico», que en este caso no deslumbra del todo, pero ahí quizás radica su talento, porque al igual que los anteriores, lo convierte en un disco muy entretenido para escuchar. _P.A.
9. We Are the Grand-Volver
Tres años tardó en concretarse Volver, el último disco de We Are the Grand. Tres años en donde el cuarteto reformuló su propuesta, apostando por ajustar su brújula sonora, del eléctrico garage cantado en inglés que venían componiendo, a un sonido evidentemente más melódico y orgánico, y ahora cantando en español. El resultado fue un rock meloso, emparentado a grupos como De Saloon o Portugal. Las guitarras armónicas, el ritmo pausado y la voz en clave melancólica son parte del nuevo sello impulsado por la banda, a lo que se suma el dramatismo en las letras más la introspección en la interpretación, los arreglos sigilosos que van en aumento (pero que nunca estallan), los precisos detalles electrónicos y el nuevo cliché del pop: las baladas en piano. Un disco íntimo, sí. Una apuesta arriesgada, también. Un álbum hecho con mucho trabajo y profesionalismo, que pareciese ser un disco de transición para la banda, que siguen trazando e intentando forjar una personalidad dentro de la siempre compleja escena nacional. _C.T.
8. Asamblea Internacional del Fuego- Dialéctica negativa
En este trabajo, cuyos demos empezaron a difundirse desde 2013, hay canciones plagadas de cambios de ritmos y que son el espacio perfecto para letras que abordan crisis y miedos, pero que logran terminar su recorrido en un discurso relativamente esperanzador. Hay poesía, hay realidad social y política, caldo de cultivo recurrente en nuestros letristas y que podrían sonar agotadores para algunos, pero que para la fanaticada de los AIDF representa el no alejarse de las raíces. Punto aparte para la voz de Emiliano Fabar, que alterna gritos con pausas habladas, las que aportan un tono nostálgico, explosivo y sanador. _M.P.
7. Humboldt-Gigantes
‘Gigantes’, a pesar de ser el debut de Humbolt, representa un trabajo de largo aliento, que data del 2012, cuando aparecieron en escena con un EP bajo el brazo y que capitalizaron a concho, llegando al icónico festival SXSW (EE.UU.). Cuatro años de trabajo de composición, grabación y masterización dieron como fruto un disco que se destaca por la fidelidad de su sonido, un rocanrol en sintonía con el espíritu de su tiempo. Elementos de Arctic Monkeys y QOTSA van apareciendo en los ritmos en batería y efectos en las guitarras, sin abandonar la herencia clásica zeppeliana y beatle de su ADN. En esta apuesta hay honestidad, fuerza, potencia muy bien manejadas y matizadas. Hay una actitud rock con profunda vocación hacia lo pop, entendiendo esto último como un ímpetu a que sus canciones se conviertan en himnos coreables. De estadio. Sus letras transitan en esa dirección, aludiendo al desamor, pero también involucrándose hacia un tipo de canción social. Como de costumbre, el rock del puerto sigue dando batalla. _C.T.
6. Trostrigo-Portal
El sexto disco de Trostrigo es un disco conmovedor y de buena factura, que pone en evidencia sus años de oficio y, por sobre todo, sus inquietudes. Portal es un trabajo lleno de texturas, que se pasea sin disimulo, prejuicio ni pretensión por distintos estilos, construyendo canciones llenas de matices y, sin duda, las más técnicas en toda su discografía. Canciones que no le temen a la fusión de estilos que alguna vez se consideraron antagonistas, y que por sobre todo, tienen una profunda evocación pop, no por ello abandonando el buen gusto y las melodías trabajadas desde la independencia y el ensayo autodidacta, poniendo en evidencia, además, la herencia de un sonido, de un pasado que se lleva en las venas más la frescura que representa el espíritu de nuestro tiempo. Todo, emergiendo de manera orgánica y fluida desde la cabeza de uno de los talentosos compositores del llamado pop de autor de esta generación. _C.T.
5. Matías Cena & Los Fictions- El destierro (EP)
El destierro es un disco hecho para todos, para quienes buscan la simpleza de una melodía agradable, de una canción bien hecha con buenos arreglos, como también para aquellos más inquietos que buscan diversificar su paleta sonora. A diferencia de sus pares de generación que también rehuyen de las etiquetas, acá hay poca información encriptada, poca canción ambigua demasiado exigente al oído y más pretenciosa de lo necesario. Se trata de una invitación a la mixtura de sonidos, pero por la vía de la simpleza, con cierta humildad. Todo esto, hace de Matías Cena uno de los artistas más atractivos de la legión de Algo Records en la actualidad, y sin duda, hace de su nuevo disco uno de los mejores lanzamientos nacionales de 2016. _F.G.
4. Dead Christine-Heaven & Hell
Disco muy interesante. Con un ritmo más pop, que nos lleva de la mano hacia algo más veloz, pero que encuentra los espacios precisos para salir de esas zonas de oscuridad. Hay protagonismo de las guitarras, la acústica acompaña como en una fogata y Cristina se empodera de cada canción. Este trabajo es un canto alegre que evoluciona y camina por diversos estilos, jugando con lo acústico, saliendo de lo dark y mostrando buen equilibrio cuando utilizan la electrónica. Quizás no suena tan garaje porque la producción estuvo muy cuidada, pero sí tiene sus tintes alternativos intactos, incluso se permite dar un vistazo hacia el lado más rocanrolero de este dúo chileno súper digno de ponerle mucha más atención. _M.P.
3. Kuervos del Sur-El vuelo del pillán
Nuevamente la madre naturaleza, la sangre, la efervescencia criolla y el poderío rockero se reúnen para una magistral muestra de intensidad en este -muy esperado- nuevo disco de los Kuervos del Sur. La banda vuelve a proponer mucha pasión en otro álbum que recurre a ese gran despliegue instrumental que poseen sus grandes músicos cuando trabajan en equipo, para dejarnos claro que actualmente son una de las más grandes bandas chilenas. El «rock de raíz» sigue siendo bien representado con estos cracks del estilo y de la identidad del sonido nacional. _P.A.
2.La Big Rabia-La Big Rabia
Paulatinamente, La Big Rabia ha bajado las revoluciones. Disco tras disco, la rabia ha cedido ante la cadencia del desamor y un desánimo de tono perdedor. Para escuchar y degustar La Big Rabia en 2016 es necesario cambiar el chip, tal como la banda lo ha hecho, y sacarse la expectativa de esperar a ese grupo incendiario y de garage urgente que apareció en 2011 con La Bestia. Su homónimo 2016 trae una colección de canciones que, estoy seguro, envejecerán muy bien y recordaremos por largo tiempo. La potente influencia de la música romántica AM en ‘Dime’ y ‘Ya no quiero más’, o el increíble rockabilly de ‘La perdida’, dan cuerpo al que es, probablemente, el mejor disco de Molina y Orellana. Lo que queda es sentarse a disfrutar en lo que se han convertido hoy: un dúo que rescata con fuerza el bolero, la música romántica en español setentera, y el blues sucio de Tom Waits. En un país tan winner como el nuestro, La Big Rabia se alza como un refugio para quienes queremos masticar la derrota un rato. _F.G.
1. Weichafe-Mundo hostil
Para quienes nos gusta el rock, sin justificaciones más que su propia musicalidad, discurso y performance, el regreso discográfico de Weichafe significó recuperar la fe ante la subvalorada escena rockera nacional. Mundo hostil –el mejor álbum de la temporada 2016 según nuestro equipo- nos devolvió el cariño por el rock y el espíritu de subversión adolescente. Un disco cuyo concepto gira en torno al pesimismo y el desencanto con el Chile post-dictadura, musicalizados con momentos muy metálicos e intensos como las 4 primeras canciones; el quiebre con ‘Me estai hueviando’, un hard rock exquisito que le pone los acordes al rabioso relato de Walter Contreras; y luego rematar con composiciones que muestran los matices compositivos con los que nos tiene acostumbrado Weichafe, con arreglos armoniosos a lo Lennon como en ‘Alcatraz’, la devastadora ‘No dispares’, con Ricardo Mollo en las voces y solo el acompañamiento del arpegio de la guitarra criolla, o el cierre épico con la pegada de ‘Me cambiaron todo’ y ‘Fe maldita’. No hay mucho más que explicar sobre un disco que representa mucho más que un patrimonio de rock nacional aún vivo y contingente en nuestros tiempos. _C.T.