Nightwish en Chile: Décadas de fantasía épica
Con una proyección visual de lujo y a tres años de su última presentación, los finlandeses celebraron sus 20 años de carrera
Con prácticamente tres años justos de distancia de aquel enérgico concierto de los finlandeses, los bríos y ganas de pasar por Sudamérica por la banda estaban latentes más que nunca, en esta gira que simplemente no podían dejarnos fuera, ya que viene a celebrar su carrera potenciada con un disco recopilatorio apoyado de un concepto visual que viene a dimensionar de forma fantástica una trayectoria notable: Decades.
Delain, la banda de apertura y que ha servido para abrir shows en que las voces femeninas y el metal son protagonistas, desde temprano se impuso en el escenario del Caupolicán haciendo una inmejorable previa con la fuerza que los caracteriza y llevándose sendas ovaciones, pues ya a esas alturas (cerca de las 20.15, el teatro estaba bastante copado dejando claro que no solo era a Nightwish a quienes la mayoría querían ver).
Tras un breve break uno de los más grandes exponentes del metal sinfónico estaban listos y dispuestos para un show -tal como esa recordada noche de Domingo de Octubre de 2015-, que se caracteriza por entrega, tanto de parte de la banda y muy en complicidad con el público. Una cuenta regresiva en las gigantescas pantallas aparecía (espectacular el conteo) junto con la entrada de Troy Donockley a hacer una folclórica intro de pipa y silbidos. Después de unos momentos, Tuomas y el baterista Kai subieron al escenario, seguidos poco por Marco, Emppu y, por último, Floor Jansen, y es ahí cuando la multitud explotó de emociones cuando la banda irrumpió por completo para darle el verdadero arranque a todo con ‘Dark Chest of Wonder’, debutándola además en el tour acá en nuestro país.
Hay que decir que Nightwish, si bien viene a celebrar algo así como sus «grandes éxitos», no se han mantenido planos en el set de canciones, han variado una que otra para dejar el factor sorpresa a su favor. El disco «Once» (2004) ya es todo un clásico y de ahí sonaron varias, la que siguió en orden de hecho, la poderosa ‘Wish I Had an Angel’ con el histórico y gandalfiano Marco Hietala contribuyendo en voces, quien tuvo sus constantes ovaciones en particular, pues todos reconocemos lo importante y forjador que ha sido para la banda y principal responsable para que hoy en día siga en pie y en buena forma musical, pese al distanciamiento de Tarja desde 2005.
Hoy en día la figura de Floor Jansen es imponente y no tiene nada que envidiar ese pasado glorioso de la banda con Tarja, quien por cierto ha hecho su carrera solista de todas maneras y bastante bien le ha ido. La vocalista holandesa entrega esa mezcla de actitud, mística operática y dulzura que está en el ADN de la música de Nightwish. Las pantallas, por cierto, nos iban mostrando una especie de libro, de cuento fantástico, de historia de la banda, pero además de paisajes icónicos relacionados con sus temas y portadas: los cisnes al viento, parajes nórdicos de ensueño, cambios de estaciones drásticos y la propia banda sumergida de forma tridimensional dentro de todos estos ambientes. Simplemente espectacular.
‘Kinslayer’, ‘Come Cover Me’, la estremecedora ‘Dead Boy’s Poem’ eran temas imprescindibles de su catálogo que no podían faltar. ‘The Carpenter’ fue grandioso haberla escuchado, de su primer álbum de 1997. La gran ausente, sin embargo, fue ‘Wishmaster’, tema que quizá identifica demasiado a Tarja y por eso deciden obviarlo. ‘Nemo’ hacia el tramo final sonó preciosa y contundente y la épica de ‘The Greatest Show on Earth’ nuevamente viajando al debut, hace gala de los sólidos músicos en conjunto con que se compone la banda y ese desplante escénico que han estudiado milimétricamente, todo antes de ese gran telón final que saca lo mejor de Floor, ‘Ghost Love Score’, otra de las maravillas de «Once» y que sirve de acto de cierre en casi todos sus shows.
Después de 20 años en la industria, varios cantantes principales y la salida de su baterista Jukka, nada parece haber puesto en jaque a esta banda. En el escenario, son felices tocando frente a las personas que aman tocar. Es una verdadera alegría y emoción siempre presenciar a los finlandeses y en esta pasada, sin duda, fue mucho más especial.
Por Patricio Avendaño R.
Fotos: Jerrol Salas