Disco Inmortal: Nine Inch Nails – The Downward Spiral (1994)
Nothing Records / Interscope Records, 1994
«The Downward Spiral» es el gran espiral descendente de Nine Inch Nails, un disco que está al borde de la perfección. Con un contenido extremadamente rico en conceptos filosóficos, con claras citas a Aleister Crowley o a Friedrich Nietzsche y que va contando la historia de este individuo y su proceso de auto cuestionamiento, metamorfosis y autodestrucción. Un personaje que pese a no tener nombre dentro de la historia, más tarde el mismo Trent Reznor lo identificó como propio y directamente relacionado con sus crisis internas que vivió en el período previo, es decir, en plena composición, donde musical y conceptualmente va hilando una historia ligada a sus demonios internos, pero locuazmente explicado canción tras canción, con frases como tópicos recurrentes y dando pie a la propia interpretación y descubrimiento de esta sórdida historia que no termina con un final muy feliz que digamos.
Sin duda 1994 fue un año clave para lo que iba a ser la consagración de la banda, un disco que tiene a Pink Floyd y David Bowie de principales referentes y que logró incluso ganarse el respeto de ambas deidades artísticas después de haberlo realizado. Fue un disco extraordinariamente bien recibido por parte de la crítica y que deslumbró a los seguidores del rock alternativo en ese entonces. De alguna forma ya habíamos podido ver pasar las grandes glorias discográficas del grunge para así lograr desviar nuestra atención a este sonido industrial que se disfrazaba de rock en muchos aspectos.
Los beats de la entrada dan paso a una abrumadora secuencia con ‘Mr. Self Destruct’, donde el personaje es enfrentado a su demonio interno quien se apropia de su personalidad y va escupiendo frases tales como “Yo soy la voz en tu cabeza/yo soy la verdad de la que huyes, yo soy la maquina silenciadora, yo soy el final de todos tus sueños”, es el otro yo inmerso con que tiene una especie de lucha hacia la cordura y con el que tiene una tenaz batalla que aparentemente gana en su tramo final, que da paso a ‘Piggy’, donde este tipo en un principio parece muy lúcido pero que junto con el desorden musical y de los golpes de batería en que va cayendo la canción vuelve a recaer abrazando nuevamente a este «alter ego» endemoniado y donde las frases nuevamente se tornan oscuras y fuera de toda sanidad, desvaneciéndose así perdiendo finalmente esta batalla.
En ‘Heresy’ los dardos van directos y certeros hacia la religión reclamando repetidamente «god is dead» de forma prácticamente bestial, parafraseando a Nietschze y exponiendo claramente que el Dios al cual todos nos debemos es simplemente una invención en pos de una patética auto indulgencia. En la desenfrenada ‘March of the Pigs’ se expone la idea de los detestables que pueden llegar a ser los medios de comunicación contra la sociedad, haciendo una especie de flagelo de ésta misma. Todo esto bajo una infernal marcha sónica sin precedentes más la distorsionada voz de Reznor en uno de los temas más brutales del disco.
Como contraparte casi, en uno de los temas más «escucha» del disco y bajo un cadencioso ritmo aparece ‘Closer’, donde nuevamente la figura de una entidad divina es cuestionada en el sentido de la necesidad del humano de tener alguien más fuerte y poderoso que nos proteja o nos domine en este caso, el coro «you get me closer to god» lo refleja de esta forma pero a través del sexo, en su forma más brutal, tomando ideas del sadomasoquismo directamente.
Y el consciente cuestionamiento hacia un ser superior continúa, en este caso con la notable y electrónica ‘Ruiner’, donde el «personaje» va encontrando respuestas que logran derrocar sus barreras de alguna forma autoimpuestas con respecto a la figura, dándose cuenta y convenciéndose a sí mismo de la inexistencia de tal ente y logrando gobernar su espíritu finalmente, y de alguna forma logrando una especie de redención o liberación de su propio ser. Para el final volviendo a repetir la frase más citada del disco «Nothing gonna stop me now», pero en el sentido de sentirse a sí mismo como su propio «Dios», un todopoderoso que tiene el toro por las astas.
En ‘The Becoming’, bajo siniestras secuencias y un mentiroso coro dulce nuestro personaje va transformándose literalmente en una maquina toda carente de sentimientos, le pide a una tal Annie que por favor lo ayude pero nada imposibilita lo que tiene que suceder. Las guitarras acústicas incluídas acá como en varios trazos de algunas canciones del disco están realmente bien puestas, asimilando así este concepto sonoro de fuerza y debilidad, con melancolía y brutalidad al mismo tiempo, muy acorde a lo que se quiere transmitir con todo este concepto.
Después de esta industrial metamorfosis este ser empieza a realizar una especie de declaración de principios relacionada con este nuevo androide en que se ha transformado, llega ‘I Do Not Want This’, una canción que lírica y musicalmente representa a esta abominable máquina al cien por ciento y donde este individuo logra aprovecharse de emprender una nueva carrera donde todos sus pares que no quisieron estar con él en su «vida pasada» tengan su propio merecido. Frases como “quiero saberlo todo, quiero estar en todos lados, quiero joder a todos en el mundo, quiero hacer algo que importe” lo dejan claro.
En la imponente ‘Big Man With a Gun’ esta idea la desarrolla incluso de forma más tirana, emprendiendo así con creces esta venganza autoimpuesta, el mismo ahora aparece como el ente dominador, el «hombre con una gran pistola» dispuesto a usarla con quien se le venga en comodidad. Revertiendo así la situación donde algún día fue humano y necesitó imperiosamente de un refugio o alguien que lo «dominara». En ‘Reptile’ viene un encuentro con una especie de contraparte femenina,una aberración más monstruosa que él, pero de la cual se deja seducir al mismo tiempo, tal cual serpiente con Adán en el paraíso: «oh, mi bella mentirosa, oh, mi preciosa puta, mi enfermedad, mi infección, soy tan impuro…»
Toda esta insana aventura tiene su calma en ‘A Warm Place’, la bella pieza instrumental, donde de alguna forma tenemos una pausa que hace de transición a una tercera parte del disco y que tras unos sofocantes sonidos dan paso a ‘Eraser’, que se basa principalmente en extraños sonidos que van penetrando casi como cables por tu cabeza, quizá de alguna forma tratando de hacer sentir la miseria de este personaje en carne propia, y donde este mismo finalmente implora que lo maten dando cuenta de su estado de insoportabilidad propia al verse convertido en este monstruo.
El gran favor que pide finalmente es todo un hecho y en ‘The Downward Spiral’ (el tema que da nombre a esta sórdida pero genial obra conceptual) en segunda persona un interlocutor va contando la muerte de nuestro «héroe», y donde va relatando además su cruento suicidio: «he put the gun into his face !bang! so much blood from such a tiny little hole» ( él puso su arma delante de su cara y !bang! demasiada sangre para un agujero tan pequeño)… escalofriante final que musicalmente se va aletargando con extrañas secuencias para apagarse completamente, al igual que la vida del tipo.
Pero este personaje tenía algo más que decir y en ‘Hurt’ tenemos su nota de suicidio póstuma, en una de las canciones más estremecedoras de lo que hayamos podido escuchar hasta la fecha, donde la desesperanza y la soledad son realmente conmovedoras «Te defraudaré, te haré daño, si pudiera volver a empezar, a un millón de millas lejos de aquí, me cuidaría más, encontraría la manera de hacerlo.» canta Treznor en este amargo epílogo. Una joya de canción que incluso llamó la atención del gran Johnny Cash por lo demás, en un increíble cover años más tarde.
«The Downward Spiral» es una obra de arte desde cualquier punto de vista, la experimentación con los sonidos electrónicos adelantaron cualquier cosa hecha en el pasado incluso con artistas que pudieron haber ocupado esta técnica musical como vanguardia. El rock alternativo sin duda tuvo un antes y un después con tal placa, la genialidad del concepto, que es terrible por lo demás, tiene su razón de ser y ha podido identificar a mucha gente, tanto por las críticas sociales como a los que se pudieron encontrar con crisis espirituales en torno a sus propias creencias, un tema que siempre está en el tapete y que es atemporal. Es un disco globalmente brillante y que, pese a la terrible historia de su personaje central, seguirá siendo inmortal e inolvidable.
Por Patricio Avendaño R.