Nothing But Thieves en Chile: Cuando el espíritu de fiesta es más fuerte
Con la apertura de las nacionales Frank’s White Canvas la banda británica demostró su garra y devoción en Chile
En momentos en que muchos actos repetitivos siguen llegando a Chile, y se repiten plato todos los años o muy seguido, más que vale la pena recibir sangre fresca y bandas que quieren mostrarse y decir presente en esta industria de conciertos que cada vez se vuelve más contundente y anhelado por las bandas. Nothing But Thieves, el promisorio cuarteto inglés, lo hizo anoche en un acogedor Teatro Cariola y muy prendido por lo demás.
Frank’s White Canvas fueron las encargadas de abrir, que agradecieron la invitación, contando además que era primera vez que lo hacían como apertura a una banda internacional (se repetirán plato con L7 pronto, en otro show imperdible) y sus siempre bien recibidas performances llenas de fuerza en las percusiones y calidad interpretativa de temas como ‘Wake Up’ o ‘Let it Go’ o ‘Secret Garden’ fueron totalmente aplaudidas por un público que coincidió mucho en estilo de las chicas, que han crecido bastante este último tiempo.
La joven banda británica del vocalista Conor Mason y el guitarrista y teclista Dominic Craik se las arregló para dejar todo en llamas, pues canciones con energía y melodías muy coreables tienen de sobra. El factor elemental es el gancho que tienen en ellas y cómo lo lograron llevar en vivo, pese a un par de problemas técnicos (la guitarra acústica no funcionó en ‘Soda’ y el vocalista acusó constantemente problemas de retorno que lo llevaron a confundirse y olvidar letras), por lo que pidió disculpas. Si bien el factor ‘newbie’ los desfavorece un poco y se nota, en el global el trabajo es notable, haciendo un show dinámico y bien construido en cuanto a setlist.
Aún así, la banda de estos chicos bonitos de Essex, Londres, que se mueve por los terrenos sonoros de Cage The Elephant, la pureza de Muse, pero a veces el estallido rockero de Royal Blood peca un poco de identidad, aunque su reciente «Broken Machine» (de donde sonó el grueso de sus canciones), fue acompañado ferviente por un público bastante fiel, que si bien no copó el Cariola, bastó 3/4 de él y una devoción histérica para que se pusiera a un gran nivel todo.
Si bien el factor ‘newbie’ los desfavorece un poco y se nota, en el global el trabajo es notable, haciendo un show dinámico y bien construido en cuanto a setlist.
‘Broken Machine’, el explosivo arranque con ‘I Was Just a Kid’, o la notable ‘Amsterdam’ (con mosh incluido, aunque cueste creerlo) más los melosos momentos con ‘Sorry’ o ‘If I Get High’ nos hicieron el martes y provocaron dejarnos un show muy entretenido, que reside en canciones bien compuestas, con un tinte comercial innegable, pero que prenden y provocan sensaciones de todas maneras. Aprovecharon además de presentar el tema ‘Forever & Ever More’ tan solo hace unos días estrenado y que será parte de su próximo EP.
Una hora y media de indie rock bien compuesto, con mucha vibra, bailable y reventadas de olas rockeras. Una banda que funcionaría muy bien en Lollapalooza, por cierto.
Por Patricio Avendaño R.
Fotos: Jerrol Salas