«Nunca fue una fase»: A 20 años de la explosión masiva del emo, un género que sigue latiendo fuerte en nuestros corazones
El movimiento emo, tal como lo conocemos y percibimos hoy, no se vincula casi en nada con sus raíces musicales subversivas e incluso políticas. El panorama en los años 80 y 90 nos ofrecía una perspectiva totalmente distinta en cuanto a la escena underground, lugar en que la comunidad emo se abrió un espacio para la experimentación emocional y musical. En esta extensión es que tomaban lugar dinámicas más radicales de expresión, comenzando a ganar fuerza de la mano de organizaciones como Positive Force y Riot Grrrl. Si bien, musicalmente, el emo transitaba en sonidos experimentales que intentaban remarcar la emocionalidad humana como eje central de sus temáticas, de todas maneras contaban con profundas reflexiones políticas, condenando el sexismo y el racismo sistemático, así como también otras inquietudes culturales y sociales que eran incluidas en sus letras.
El relato de estos años de crudeza, hardcore ruidoso, música altamente melódica y emocional, también es una invitación a redescubrir esta historia perdida ¿Cuándo se popularizó? ¿Qué pasó en los 2000? las camisetas estampadas nunca faltaban, los festivales autogestionados y las cintas caseras eran la norma. Cada una de estas expresiones formaban parte de un entramado cultural que no solo se limitaba a bandas, sino que también cuestionaba la realidad social y política de su tiempo.
Para el 2005, el sonido había evolucionado notablemente hacia una versión más accesible, dejando atrás la visión más purista, pues ya no era estrictamente musical, sino más bien, tenía componentes estéticos y visuales casi tan importantes como la música. Melodías que fusionaron el emo con pop, punk, metal, hardcore, e incluso rock alternativo. Esta expansión que comenzó a gestarse a principios de los 2000, permitió a más bandas ser parte de este nicho que, en su mayoría, eran adolescentes y juventudes que se identificaron con la vulnerabilidad y contenido de las letras. Esta época fue crucial para el crecimiento del estilo, pues alcanzó una visibilidad sin precedentes. Y de pronto, los flequillos, el maquillaje negro y la ropa ajustada abundaba, reflejando esa actitud de rebeldía en una búsqueda de identidad.
En el epicentro de esta ola, la música tuvo una explosión importante y comenzaron a relacionarse con el movimiento a grupos que lograron esta conexión con miles de seguidores gracias a su lírica y su imagen, gestándose discos que han cumplido o están próximos a cumplir 20 años desde su lanzamiento, despertando ese componente emotivo que a muchos lleva a decir: “Nunca fue una fase”. Si bien hay demasiados discos y agrupaciones que destacaron a mediados de los 2000, algunos con suerte siguen mas vivos que nunca, mientras que otros no tanto.
Pues bien, echemos una mirada por el «retroemovisor»:
My Chemical Romance quienes con uno de los discos, si es que no el más relevante, «Three Cheers for Sweet Revenge» (2004), lograron dejarnos himnos como «I’m Not Okay», «Helena», o la emotiva «The Ghost of You», fueron los máximos exponentes del emo mainstream. Y no solo eso, fueron de los artistas más influyentes de la época, y aunque se separaron, su legado permanece intacto.
Panic! At The Disco: Con su primer disco, «A Fever You Can’t Sweat Out » (2005), Panic! atrajo a muchos fans por su estilo más teatral y la propuesta emo mezclado con rock y electrónica. Su canción «I Write Sins Not Tragedies» se volvió icónica en la época y hasta el día de hoy es considerada como una de las canciones más queridas del emo.
Fall Out Boy: Aunque se presentaron como una banda de pop-punk, con «From Under the Cork Tree» (2005), incluyeron más elementos de emo-pop. Algo evidente en canciones como «Sugar, We’re Goin Down»y «Dance, Dance». Su éxito en las listas de charts y la inclusión de la banda en festivales consolidaron su lugar en la escena.
Paramore capturó la esencia emo con su energía juvenil, logrando gran éxito con «Riot!» (2007), un álbum que se convirtió en un hito de la época y aunque musicalmente están más orientados al pop-punk y rock alternativo, con canciones como «Misery Business», «Crush Crush Crush» y «That’s What You Get», este disco se convirtió en un éxito rotundo, pues la combinación de letras sobre desamor y superación personal, en la poderosa voz de de Hayley Williams, les dio un lugar en el corazón de los fans del emo.
Taking Back Sunday es una de las bandas que, en cuánto a lo musical, más conserva las influencias del emo noventero, que dio origen a subgéneros como el midwest emo, con una mayor inclinación al post-hardcore melódico. Con su disco «Louder Now»(2006) ganaron fuerza, instalándose en la escena con un amplio recibimiento.
Dashboard Confessional: Aunque ellos ya tenían más o menos su trayectoria segura, algo pasó con su álbum «Dusk and Summer»(2006), que llevó al vocalista Chris Carrabba a convertirse en una de las figuras más representativas del emo melódico.
The Used fue una de las bandas que contribuyó al auge del emo post-hardcore. «In Love and Death»(2004) destacó por su mezcla de intensidad y agresividad rítmica. Sus canciones ayudaron a consolidar a la banda como una de las más influyentes dentro del movimiento emo a mediados de los 2000. Canciones como «The Taste of Ink», «Blue and Yellow» y «I Caught Fire» resuenan hasta hoy.
Silverstein es una banda clave en el cruce del emo y el screamo. Con «Discovering the Waterfront» (2005), mostraron su habilidad para mezclar elementos melódicos con momentos de intensa catarsis, en una atmósfera emocionalmente cruda. Este disco en particular marcó un antes y un después en la escena emo, abriendo puertas para un sonido más ruidoso y pesado dentro del subgénero, que daría origen al screamo, notorios en canciones queridísimas como « My Heroine» y «Smile in Your Sleep»
Toda esta “época dorada”, lejos de ser solo un fenómeno musical, se transformó también en un negocio lucrativo que atrajo la atención de discográficas y productoras que vieron aquí grandes oportunidades. Los medios de comunicación y las marcas fueron involucrándose a medida que el emo ganaba popularidad, comercializando merchandise de todo tipo con las bandas más exitosas. En este contexto, festivales que ya llevaban un par de años impulsando el rock, comenzaron a tener headliners de esta línea, por lo que el 2005, el Vans Warped Tour sorprendió a todos incluyendo a My Chemical Romance, Fall Out Boy, Hawthorne Heighs, Good Charlotte, The Academy is, From First To last, All- American Rejects, entre otros en sus filas.
Sin duda un año decisivo en un movimiento que venía construyéndose hace tiempo, pero que, en definitiva, podemos decir que fue una era donde se incluyó de forma masiva tanto en visibilidad, como en su comercialización. El Vans Warped Tour era cuna para adolescentes incomprendidos y su panorama de verano era precisamente ver música en vivo, conectarse a través de la expresión musical, encontrar a sus pares, siendo un básico para quienes se criaron entre el punk y el rock alternativo. Este evento fue y sigue siendo el punto de encuentro más popular y reconocido, así como también, un escenario de prestigio que catapultó a grupos hacia su popularidad. Y si bien atrajo algunas críticas esta intervención comercial con el emo, sin duda, la accesibilidad a conciertos, música, y material en internet hizo extender al fenómeno de manera global, que tuvo su declive ya entrando al 2010 ante relevancia de géneros aledaños como el screamo y el metalcore, pero que resurgió en pandemia por la nostalgia, y que hoy en día tiene a muchas de las bandas girando, con motivo del aniversario número veinte de discos que nacieron en pleno apogeo.