Si hay una banda que se merece un monumento, homenaje o en este caso una…
«Paul’s Boutique»: Beastie Boys y su masterclass de hip hop
Capitol Records, 1989
A inicios de 1988, Beastie Boys era una banda consolidada, que había conmocionado la escena del hip hop. Gracias a Licensed To Ill se habían hecho notar, pero se habían distanciado con Rick Rubin y Def Jam, lo que parecía augurar tiempos difíciles para el trío neoyorquino; sin embargo, decidieron renovar sus aires y dejar Nueva York para afincarse en Los Ángeles, al alero de Capitol Records. En la soleada California y dotados de recursos ilimitados para hacer lo que quisieran, disfrutaron de mucha libertad creativa para su próxima aventura discográfica. Los Dust Brothers, referentes de la escena local de clubes y muy conocedores del trabajo con samples, les enviaron un demo con varias pistas en las que habían estado trabajando, logrando desde ahí identificar el sonido que andaban buscando. Este demo era distinto a todo lo que habían hecho y era una invitación a dar un salto cualitativo, como antes lo hicieron los Beatles con Sgt. Pepper’s o Brian Wilson con Pet Sounds.
Con ese punto de partida, Beastie Boys comenzó a probar una serie de sonidos solo para intervenirlos, reinterpretarlos y darles un nuevo contexto, saliendo del estudio con el álbum que daría un giro al hip-hop y, también, a la música popular, porque elevaría al género a nivel de arte. MCA, Ad-Rock y Mike D desarmaron para volver a armar en Paul’s Boutique, el primer disco creado enteramente de retazos sonoros y beats prestados, sumándole a cada mezcla sus rimas directas sobre abuso de drogas, personajes excéntricos y racismo.
Para muchos no es una gran obra, pero creemos que hay que reconocerle una impronta única, tan única como el número de canciones que presenta, y nada más que por esos fragmentos de los Beatles, en ‘The Sounds Of Science’, resulta distinto, audaz, y un cambio de mirada en una época de miles de cambios en la música. Entonces, llama la atención lo ignorado que fue en el momento en que se lanzó, y solo ha sido el paso del tiempo el que ha logrado ir cambiando su estatus. Paul’s Boutique presenta 105 samples, pero a nadie se le ocurriría señalarlo como un refrito de viejas canciones.
El arco es tan amplio que junta a James Brown, The Beatles, Kurtis Blow, Pink Floyd, Sly & The Family Stone, Eagles, Ramones, Afrika Bambaataa, Jimi Hendrix y Bernard Herrmann (los violines de Psicosis le dan un tono inquietante a ‘Egg Man’), y en su aire retro, también es una carta de amor a la música de los ‘70 y a la música negra, ya que los samples orgánicos del soul y el funk dominan el disco, dándole calidez y groove. O también puede ser definido como un homenaje al amor por la tienda de vinilos, a las cajas de LP olvidadas y al cariño de toda una vida construyendo una colección musical, todo eso teñido de la creatividad innata que siempre movió a estos tres jóvenes. En un sencillo estudio montado por ellos mismos, en una casa, Beastie Boys le dio forma a una verdadera masterclass del hip hop.
El festín de samples de Paul’s Boutique es una delicia para el amante de la música, pero puede ser una decepción para los oídos más perezosos. Sin la inmediatez de Licensed to Ill era de esperar el fracaso comercial, un precio justo a pagar si la idea era deshacerse del estigma del tema facilón. Incluso los críticos más complicados se vieron obligados a reconocer en Paul’s Boutique a uno de los mayores exponentes del arte de samplear lo ya hecho y un punto de partida para un montón de DJs, que después se arrobarían el derecho a autonombrase como sus legítimos herederos.