Disco Inmortal: Queens of the Stone Age – Songs for the Deaf (2002)
Interscope Records, 2002
El año 2002 encuentra a Queens of the Stone Age en uno de los momentos cruciales de su carrera. Si bien ya con Rated R del año 2000 habían deslumbrado con un disco cargado de sonidos renovados y potencia, iba a ser con éste disco en que el grado de experimentación y aprendizaje iba a rendir sus mejores frutos.
La realización de este tercer disco tuvo como precedente la participación de Josh Homme junto a varios artistas del «rubro» en las Desert Sessions, la serie de proyectos discográficos que como su nombre replica muy bien fueron concebidas en el desierto, lugar muy inspirador para Homme y compañía, y por lo demás lugar donde el músico casi se crió artísticamente en sus inicios junto a los legendarios Kyuss.
Toda esta mística desértica conjuntamente con las relaciones que empezó a adquirir con gente de diversos ámbitos del rock como PJ Harvey, The Vandals, Soundgarden e incluso hasta Mötley Crüe en este período obtuvo contundentes resultados en un disco que se iba a nutrir de sonidos con una creatividad impresionante: fuerte, directo, con una constante búsqueda y con claros flujos de reinvención a la vez.
Y claro, los invitados estuvieron de lujo y no fueron simples invitados, se involucraron en la composición, creación y arreglos. De partida Dave Grohl, amigo de Homme y que estaba pasando por un excelente momento junto a Foo Fighters se dio el tiempo de realizar colaboraciónes y tocar la batería para todo el disco, tal como lo hizo también Mark Lanegan quedando más estable en la banda; Natasha Shneider y Alain Johannes de Eleven o el futuro integrante Joey Castillo también lo hicieron.
También por otra parte queda clara la necesidad de QOTSA de ir ampliando su espectro musical, con un odio intrínseco de parte de ellos al encasillamiento por parte de la crítica, acá el heavy metal, el punk, el rock clásico y el pop conviven perfectamente y ese propósito se convirtió claramente en un gran resultado.
Geográficamente la inspiración no salió principalmente de los desiertos, también el Mediterráneo y España fueron un gran concepto adquirido por la banda para este disco, las sintonizaciones radiales de emisoras de habla hispana y ciertas influencias musicales lo dejan claro en la explosiva partida con ‘You Think I Ain’t Worth a Dollar, But I Feel Like a Millionaire» o ‘First It Giveth», ésta inclusive con influencias flamencas en las guitarras y precedido por ese gran puente como salido de un locutor frenético mexicano llamado Héctor Bonifacio Echevarria Cervantes de la Cruz Arroyo Rojas, sello muy característico del disco. También con respecto a esta especie de concepto radial y a la colaboración de Mark Lanegan Homme en una entrevista alguna vez comentó: “Nadie en la banda canta como Nick o como yo, y nadie en este planeta canta como Mark, así que tenemos tres cantantes. Esa es parte de la razón por la que queríamos que este disco fuera como una larga emisión de radio, como si fuéramos bandas distintas”.
También esta placa trajo consigo ese gran hit titulado ‘No One Knows’, una canción con un tiempo y acordes simples pero que fue realmente efectiva, con una escapada muy punk por ahí y al final un caos total donde la batería de Grohl ya marcaba su presencia. Su ritmo tan particular la ha metido en rankings mundiales dentro de las 100 mejores de la historia, sin ir más allá.
Digamos que esta canción es realmente un «dulce» que nos da este disco, porque lo verdaderamente interesante vendrá más adelante, como el caso de la impresionante ‘A Song for the Dead’, que cruza un bosque tenebroso de melodías y oscuridad muy características de Lanegan, por cierto, uno de los compositores de esta joya. El final de antología con Grohl machacando su batería con redobles y golpes que juegan perfectamente con los riffs fuera de toda cordura de Homme. Con ‘The Sky is Falling’ se acercan más a su pasado directo en Kyuss con sabbathicos riffs. El garagiento, low-fi y sofocante corte ‘Six Shooter’ suena casi como preludio a la sólida ‘Hangin’ Tree’, un certero track que está dentro de lo mejor del álbum, interpretada por Lanegan en su integridad y que cuenta con una marcha de bajo constante que aúna senderos de misterio y sonidos de guitarra verdaderamente eclécticos, temas como éste te sugieren claramente no saber en qué terreno sonoro estás pisando y hacia donde te dirige, y eso es una de las grandes maravillas del disco.
Y si llegábamos a un encuentro sónico lleno de originales matices pegada a ‘Hangin’ Tree’ suena una atronadora ‘Go With the Flow’ donde conjuntamente con un piano boogie van sonando los más avezados golpes de batería e inventos con la guitarra en un intensísimo tema, no hay respiro alguno. Otra de las grandes del disco, sin duda. La voz de Homme por lo demás aquí suena perfecta entre medio de tanto sonido y velocidad. Pero la fiesta no para: en ‘Gonna Leave You’ la sicodelia y trozos pop van complementando un ácido tema, muy melódico y con una sensualidad brutal. ‘Do it again’ es un tema extraño, que recurre al factor somnoliento y cansino pero que está arriba todo el rato al mismo tiempo.
En el tramo final aparecen cortes como ‘God is in the Radio’, también llena de misteriosos círculos musicales, donde hay stoner mezclado con rock clásico y elementos lisérgicos. De alguna manera en cuanto a lírica el disco no abordaría tanto el tema de las drogas, sino situaciones oníricas, lagunas mentales y sicodelia. El mismo Homme diría en este período algo como: “Aunque nosotros empezáramos esto del stoner rock con Kyuss, ahora me parece un poco ridículo. Ninguno de nosotros fumamos hierba… aunque tampoco jamás llegaremos a ser un robot, más que mal mucho de ese sonido nos queda…el rock robot es otra idiotez. ¿Cuándo has visto drogado a un robot?”.
Ya casi cuajando de forma redonda este espectacular disco llega ‘Another Love Song’, cantada notablemente por Oliveri y con las contribuciones de la fallecida Natasha Schneider con ese particular sonido del órgano, en otra de las canciones que embelesan más aún este álbum. En el cierre también participa Schneider con ‘Mosquito Song’, una hermosa canción que no podría haber estado más perfecta para el cierre, la guitarra flamenca de Alain Johaness más la conmovedora interpretación de Homme y la orquestación incluída al final es tremenda y emocionante, te deja con la piel de gallina, realmente.
Un disco invencible, es el disco que marcó el fin de la sociedad casi conyugal de Josh Homme con Nick Oliveri, después de esto Josh Homme prácticamente desmantelaría la banda y por otra parte también vendrían discos interesantes, pero indudablemente éste marcó claramente un antes y un después en la banda. Fue un momento preciso, que se nutrió de músicos invitados de lujo que aportaron con ideas brillantes y que lograron conjugar una de las obras más originales del rock alternativo de estos últimos años, sin duda, y la plena maduración como banda, por lo demás.
La vara que dejó este disco inclusive podríamos decir que difícilmente ha podido ser superada tanto por ellos como por muchas bandas de este mismo orden, convirtiéndose en un disco-pese a su corta edad- casi de culto, sin exagerar. Totalmente inmortal e imprescindible.
Patricio Avendaño R.