Red Hot Chili Peppers en Lollapalooza Chile 2018: Cuando el show debe continuar
Número de peso y sin duda uno de los shows más recurrentes como cabezas de cartel históricamente en Lollapalooza, con más de 30 años de trayectoria, los monjes funkys volvían a nuestro país (tras su última instancia que había quedado algo al debe en 2014 en este mismo festival) para ver, si ahora sí reconfirmaban su calidad como banda que ha trascendido más allá de ser un fenómeno del rock alternativo. Con canciones tan incrustadas en el memorial rockero actual que era casi imposible resistirse a esta nueva cita en vivo.
Calidad sí hubo, y algunos protagonistas brillaron más que otros sin duda: Josh Kinghoffler, se lució como buen heredero del sonido Frusciante, pues recordemos de alguna manera es su aprendiz, trabajó con él y llegó a la banda motivado por el propio ex-guitarrista. Tuvo sus momentos notables en las jams, cantó y se lució solo (tal como la hacía Frusciante) y en el trabajo jamero junto a Flea estuvo demasiado certero. Flea, por cierto, pese a sus años estuvo a la altura, un Chad Smith en la batería cada vez más poderoso, aunque Anthony Kiedis, con todo el cariño por la historia que se le tiene con la banda, nuevamente, nos defraudó un poco.
Y es así, RHCP parece que hoy en día quiere mostrar más su calidad instrumental, haciéndolo desde la partida con una exquisita jam para calentar motores ante un escenario VTR absolutamente repleto. Ahí estaban los comentarios de cuál era la canción que queríamos que tocaran, que «ojala no se manden los fails de la vez pasada» y no faltaba el «pucha que sería bueno que volviera Frusciante». ‘Can’t Stop’ hacia callar comentarios presagiando un show a la altura después de esa notable jam, fue coreada a todo pulmón, mientras las pantallas gigantes se presentaban intermitentes, sin dejar ver a los que quedaban lejos, que fueron bastantes, por cierto. Momento non grato.
Luego de subsanarse el tema de las pantallas, pudimos apreciar con más cercanía a nuestros héroes favoritos de la vida: Flea es un verdadero monstruo del bajo, qué duda cabe. Con una estética en que se auto tributa a sus primeros años: el look, la estrafalaria vestimenta. Un hombre que ama la música y el ritmo y que ayer lo dejó nuevamente demostrado entregándolo todo. ‘Dani California’ sonaba, una que ha sido bastante aplaudida y ‘Scar Tissue’ era lo siguiente como para dejarnos la piel de gallina. ‘Dark Necessities’ de alguna manera se ha convertido en un nuevo clásico y ahí estuvo la gente para corearla. ‘Strip My Mind’ fue una bonita sorpresa, una introspectiva canción del «Stadium Arcadium» que solo algunos cantamos.
Y si la preocupación instrumental estuvo, quizá el sonido del todo no. La banda para este show trajo colaboradores en teclado y el doble bajo, presentado por el propio Flea. Seguíamos con ‘I Wanna Be Your Dog’ y Kiedis reverenciando a su ídolo Iggy Pop. La frenética ‘Right On time’ del «Californication» fue otra sorpresa y ‘Go Robot’ fue un momento para que la banda mostrara uno de sus temas bailables e interesantes del «The Getaway». La jam de intro a «Californication» (imposible no olvidar ese momento con Frusciante registrado en el Slane Castle del 2003). Qué gran tema de los Chili Peppers y cómo mucha gente se emocionaba al cantarlo en un bonito momento de la noche.
Llegaban momentos de calma, ‘Don’t Forget Me’ y curiosamente ‘If’ dejaban todo en profunda tranquilidad en uno de los sets más extraños que le hayamos podido ver a los Chili Peppers, pues si bien es verdad que son temas que se agradece escuchar, fueron muchas las canciones que estaban dejando fuera debido a ello. Las cosas volvían arriba con la gran «Hump de Bump» y la poderosa «Suck My Kiss» anunciada por Flea como un tema muy importante en su carrera. Un gran regalo lo fue ‘Soul to Squeeze’, aquel bello tema de su etapa noventera de la película «Coneheads» y la gran «By the Way» se transformó en el momento más prendido haciendo saltar a la parte delantera como nunca en toda la noche.
Era la primera despedida, pero una despedida que no se pensaba iba a ser tan corta, RHCP vuelven con Josh Kinghofler interpretando ‘Lover, You Should’ve Come Over’ de Jeff Buckley mostrando sus dotes con la guitarra, la nueva ‘Goodbye Angels’ y la querida ‘Give It Away’, que gustó por lo rockera, pero lo cual nos decía que esto estaba terminando (siempre el broche es con ella), dejando fuera una cantidad de canciones considerables (‘Under the Bridge’, ‘Higher Ground’, ‘The Other Side’, ‘Snow’, por lo bajo, penaron demasiado, NADA de la vieja escuela) y dejándonos un poco de sin sabor, sin contar que su entrega si bien es siempre más musical, a ellos siempre les ha faltado eso del contacto del público que es importante, algo a lo que quizás Faith No More y Pearl Jam nos tienen muy malacostumbrados.
Un poco decepcionados nos dejaban, pese a esos espectaculares fuegos artificiales que salían, con un Chad Smith parado ahí viéndolos como hipnotizado (más rato dijo que le encantaban en su cuenta de Twitter), pero era el fin y vaya que sí hay que decirlo: instrumentalmente superó al de 2014 en muchos tramos, pero el gusto a poco no nos lo quitará nadie.
Por Patricio Avendaño R.
Fotos: Jerrol Salas
Setlist:
Intro Jam
Can’t Stop
Dani California
Scar Tissue
Dark Necessities
Strip My Mind
I Wanna Be Your Dog (The Stooges)
Right on Time
Go Robot
Californication
Don’t Forget Me
If
Hump De Bump
Suck My Kiss
Soul to Squeeze
By the Way
Encore:
Lover, You Should’ve Come Over
(Jeff Buckley cover) (Josh solo)
Goodbye Angels
Give It Away