Dentro de lo que podríamos destacar como uno de los mejores álbumes tributo a una…
Rob Zombie – «The Lunar Injection Kool Aid Eclipse Conspiracy» (2021)
Nuclear Blast, 2021.
Una odisea larga y entretenida. Una travesía de diversos colores apegados al rock donde el industrial, los efectos de sonidos y sonidos potentes y cortantes es lo que nos sigue ofreciendo Rob Zombie. Hablamos de The Lunar Injection Kool Aid Eclipse Conspiracy, el séptimo álbum de estudio de su carrera como solista. Una extravagancia más de las tantas a las que nos tiene acostumbrados este artista que no teme en contarnos historias extrañas, incorporar ruidos e instrumentos poco convencionales para el rock y dejar espacio para la ironías y referencias a otros estilos musicales o a un sinfín de manifestaciones culturales de Estados Unidos.
Son dieciocho las canciones presentes en este álbum, al que llamaremos The Lunar Injection de ahora en adelante. El título largo soporta las locuras de Rob Zombie, pero no ayuda en una reseña. Como sea, la generosa cantidad de material presente en este álbum tiene su inicio con “Expanding The Head Of Zed”, la que reparte sonidos pregrabados y sampleos percusivos a destajo. Una teatralidad musical propia de Rob Zombie. Un aperitivo de menos de un minuto que da la puesta en marcha a esta experiencia.
La cosa se pone seria con “The Triumph Of King Freak”. Instancia donde Rob Zombie reafirma sin tapujos su estilo. Una potencia ya conocida, pero que se agradece para momentos de desahogo anímico. Guiños constantes a la música industrial y una ruidosa e incansable sección rítmica acaban por decantar en más sampleos y efectos.
El ánimo por las historias extrañas lo seguimos experimentando en “The Ballad Of Sleazy Rider”. Un tema más lúdico y que busca jugar con la audiencia tanto desde la lírica como desde la música misma. La búsqueda de reacciones corporales es una constante. Se hace difícil no cabecear a estas alturas. Lógica similar la encontramos en “Shadow Of The Cemetery Man”, sobre todo por la rítmica bailable y una melodía dinámica, llena de energía. Y en este mismo párrafo agregamos con una nota de aprobación a “Shake Your Ass-Smoke Your Grass” y “Crow Killer Blues”. Canciones con el sello vocal e instrumental de Rob Zombie; perfectos para presentaciones en vivo con la adrenalina a mil por hora.
Un nuevo álbum en el que Rob Zombie buscó los momentos correctos para introducir nuevas sonoridades a su ya conocida propuesta, ejemplo de esto es la armónica y el banjo en el tema “18Th Century Cannibals, Excitable Morlocks and a One-Way Ticket on the Ghost Train” (Otro título de canción excesivamente largo), cuya sonoridad bebe mucho del folclore estadounidense, pero con el toque característico de Rob en la voz y unas guitarras rabiosas en la medianía de la canción.
Otro ejemplo de lo anterior también lo escuchamos en el órgano y teclados incluidos en “The Eternal Struggles of the Howling Man” y en la sorpresiva presencia de un sitar en “Get Loose”. Algo similar pasa con “Boom-Boom-Boom”. Un rock mezclado con un canto rasposo y arrastrado; sonidos parecidos al canto de garganta del folklore de Mongolia. Una mixtura musical interesante y pocas veces vista en el rock más mainstream. Canciones que se nos presentan como experiencias de notable teatralidad vocal y de una experimentación total. Una cadencia sonora que juega constantemente con la incorporación de instrumentos pocos convencionales para el rock. Diversión hecha rock. Es decir, la esencia más pura del género, pero con condimentos extras al incluir otros instrumentos.
Es destacable también la presencia de “The Satanic Rites Of Blacula”. Obra de un poco más de dos minutos y que pareciera que fue grabada en una sesión de ensayo de la banda. Otra muestra de pura diversión y energía rocanrolera. Pero claro que también hay momentos más crípticos y contemplativos. Pasajes que en este álbum sirven de interludio y experimentación que la banda no quiso dejar por nada fuera de la mezcla final, al parecer. “Shower of Stones”, “A Brief Static Hum and Then The Radio Blared”, “Hovering Over The Dull Earth” y “The Serenity Of Witches” son ejemplos de esto. Temas cuya ausencia en el álbum no hubiese afectado el resultado final, pero que le dan un color lisérgico a la experiencia final del álbum. Una experimentación sin pudor de Rob Zombie y compañía.
The Lunar Injection… es un álbum extravagante, teatral, juguetón y potente. Una muestra evidente de que en la música no hay reglas, excepto una: divertirse. Una nueva entrega que confirma la amalgama entre Rob Zombie, los músicos que lo secundan y la energía incombustible de este artista, quien ya nos tiene acostumbrados a entregarnos rarezas y un rock genuinamente entretenido.