Royal Blood en Chile: Disculpen lo poco

Royal Blood en Chile: Disculpen lo poco

Un Mike Kerr enrabiado y haciendo el doble signo del «dedo de al medio» al público se ganaba el repudio de cierta audiencia hace unos meses en el evento de la BBC Radio One. ¿Por qué? fue precisamente por no sentirse apoyado por un grupo de personas que no se sabían sus canciones, no conectaban con la banda y que incluso les eran muy indiferentes mientras lo trataban de dar todo en el escenario.  

Si bien esa imagen dio vuelta al mundo, y pudo haber sido interpretado como un golpe al ego del rockstar, lo de ayer fue diametralmente distinto y marca la diferencia de cómo se vive algo cuando realmente estás con tu audiencia o no y cómo los conciertos cambian el curso de la historia cuando se leen a través de vidas orgánicas viviendo, disfrutando y sintiendo el momento. En una corta pero intensa entrega, el dúo inglés hizo retumbar un Caupólicán casi repleto con su propia gente, que pese a resentir lo corto de su actuación, se fue totalmente satisfecha con un set que divagaba entre lo nuevo y lo clásico. Entre el peso de los riffs y las canciones de corte groove y bailables. Marca registrada a estas alturas del partido de los de Brighton. 

Hemos visto a Royal Blood varias veces (en vivo y en Youtube) y nunca deja de sorprender el sonido que Mike Kerr logra sacar de un solo bajo. Era simplemente ridículo, y claramente, es producto de una compleja serie de enormes amplificadores fuera del escenario y un banco de pedales multiefectos sobre los que tenía que «bailar» constantemente para dar forma a los contrastes de tonos entre cada sección de la canción. El hecho de que hiciera que esto pareciera tan fácil mientras cantaba y tocaba el bajo fue más que impresionante. El truco está ahí, y qué enorme sonido le saca mientras ejecutaba cosas como «Lights Out», «Mountains at Midnight» y por supuesto, la brutal «Out of The Black» o en el apoteósico cierre con «Figure It Out». La incorporación de un teclista y apoyos en coros agregaron una agradable textura sonora que cobró vida durante las pistas de los dos últimos álbumes. Los ritmos disco de «Typhoons» y «Troubles Coming», en particular. 

Ben Thatcher en la batería tampoco se quedó atrás, es una bestia. Piruetas, fuerza descomunal en los golpes a las cajas, dejando un solo extendido durante las notas finales de «Little Monster». Kerr retuvo la nota final del riff durante tanto tiempo durante el solo de Thatcher que casi olvidas lo que estabas esperando. Conectados en espíritu y fuego con la gente, poniéndose cajas en la cabeza, tomando banderas y saludando desde las tarimas, el dúo se hizo querer y respetar, dando -en un reducido lapso- lo mejor de sí y mostrándonos lo saludable de su propuesta musical, cuando ya han superado más de una década de carrera. 

 

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