Royal Blood en Lollapalooza Chile 2018: Cuando la simpleza es una virtud
Dos integrantes bastaron para atraer la atención de casi 5.000 personas, las que se apostaron en el Acer Stage para preparar la descarga de energía que había quedado en remojo tras la reprogramación de Spoon. En este momento, Royal Blood son el caramelo que deleita a la industria, por lo que su presencia en el lineup de Lollapalooza Chile era la ocasión precisa para comprobar lo que este dúo rock ha podido conseguir, en solo 4 años, y apreciar el potencial tremendo que aún está por explotar.
Un par de compases de “Where Are You Now?” les bastaron a Ben Thatcher y Mike Kerr para dejar en claro qué sucedería en esos mezquinos 45 minutos de show. En un escenario simple, con sus amplificadores Fender como único elemento, Royal Blood apostó al menos es más: una batería enérgica y un bajo trabajado a través de pedales y armonizadores, los que siempre transmitieron la sensación de que el dúo estaba secundado por un batallón de guitarras afiladas. Con ese único recurso, Thatcher y Kerr asemejan su sonido a la mejor época de Muse, comparten matices de los White Stripes más sosegados y recuerdan, en varios pasajes, el stoner de Queens of the Stone Age. A pesar del setlist corto, los ingleses entraron en rápida sintonía con la afición y hasta desataron un par de mosh, cuando la batería elevaba las cargas. “Where Are You Now?”, “Lights Out”, “Come on Over”, la progresiva “I Only Lie When I Love You”, “Little Monster”, “Hook, Line & Sinker”, marcada por las baquetas de Ben Thatcher, “Figure It Out” y “Out of the Black” , solo dieron una probada del potencial de este dúo que, a pesar de sacrificar poderío instrumental, dan cuenta de un sonido vasto y que los tiene instalados en un sitial que va en ascenso, tras las buenas críticas de “How Did We Get So Dark”’, su segundo disco, y que les permitió subir un escalón en su camino al estrellato de la música rock.
El futuro lo tienen a disposición y esperamos que vuelvan pronto para darnos un show más largo, porque en esta rápida pasada por Lollapalooza Chile cumplieron con una cuota de distorsión, siempre con las revoluciones arriba, lo que llamó la atención de una audiencia heterogénea, detalle que les importa mucho, hoy por hoy.
Dos instrumentos y harta actitud.
Por Macarena Polanco G.