Slipknot: «We Are Not Your Kind» (2019)
Roadrunner, 2019
«No nos sacaremos más las máscaras» replicó hace poco Corey Taylor que ha estado desde hace mucho tiempo haciendo noticia y dando declaraciones a un sinfín de medios, casi compulsivamente y más ahora tras la salida del disco que nos cita. Esa frase, que llega un poco en respuesta a las críticas de ser una banda cuarentona que aún usa máscaras, es definitivamente la declaración de principios para su nueva entrega. Esto es Slipknot, la marca de un concepto artístico, el halo siniestro encarnado y las letras angustiantes que hablan de miseria humana y afecciones muy introspectivas que los han convertido en esta versión de banda «horrible», pero que en realidad representa honestidad y belleza del alma para muchos de nosotros».
WANYK tiene todo de esto y más (también criticado el título a algo como infantil, obedece más al sentimiento político anti Trump, pero también hace juego con el emo que tiene esta banda en su ADN). Lo mejor es reconocer a Slipknot en su estado puro, yendo y viniendo desde el pasado al presente. No lo ha pasado muy bien la banda en la antesala de este disco: una desagradable disputa legal con su compañero de toda la vida Chris Fehn (marcando la salida de éste) la separación de Corey Taylor y la pérdida de la hija de Shawn Crahan quizá tendieron más el camino con varias cosas amargas que han vivido a la declaración del letrista y dueño del vozarrón de la banda: el disco se respira con una máscara encima, con el dolor y la pasión que ha movido a los de Iowa.
No vamos a hablar de un disco redondo porque no lo es, pero si nos trae gratas sorpresas y cosas más prescindibles: en el puñado de canciones oreja, con fuerza y gancho están sin lugar a dudas cosas como «Unsainted» (un adorable góspel maldito), «Orphan» (increíble impronta metal, quizá dentro de lo mejor) , «Nero Forte» (un festín de poder, rapeos energizantes de Taylor y coros notables) , «Critical Darling» (con cierto guiño a Twisted Transistor de Korn y una marcha tan clásica de la banda que se aprecia), «Birth of the Cruel» (con ímpetu de estadio y una letra llena de inseguridades y demonios) o la movediza y rabiosa «Red Flag» («No me conoces/ No puedes ser mi dueño»), con síntomas de himno de no transar y de unidad por la banda, que siempre ha sido muy importante para ellos y sus fans.
El regreso de las tornamesas y teclados (quizá de una forma más sofisticada que antaño) marca la clara diferencia con buenos pasos hacia adelante con respecto a The Gray Chapter. Quien está muy firme es Corey, manteniendo intacta la gutural presencia en su voz desde los inicios de la banda, mientras sus ocho compañeros de banda le siguen el rumbo con estas liberadoras percusiones tribales, tambores vibrantes y riffs de guitarra death, gentileza del gran Jim Root y Mick Thomson.
Incursiones e interludios (les encantan) y no hay que tomarlos de mala manera, son complementos casi necesarios en el hábitat discográfico de los enmascarados. «Death Because of Death» (sí, tal vez estuvo demás), el guiño sintetizado de «Insert Coin» a Stranger Things es innegable y no deja de seducir en la clásica intro, el caso de «Spiders» es bien curioso, Slipknot con ganas de sonar gótico, tampoco es que sea una gran sorpresa ni gran canción, pero la salida de libreto es digna de paciencia al menos. «My Pain» se mueve por el lado contrario, pegada mucho más de la cuenta sin lugar a dudas, en tanto otro interesante momento está en “A Liars Funeral», que suena más doom y black metal en tono muy fúnebre, como dejando claro cuál ha sido la influencia primal metalera de la banda.
Da un verdadero gusto ver en buena forma a la banda, hay muchas canciones que estarán pegando fuerte esta temporada. Este disco sin duda pasará a ser un nuevo favorito y nos deja el gustillo a que en el papel, cosecha 2019, hace que no se sientan tanto los más de 20 años de vida y de una firma marcada a sudor, sangre y actitud infranqueable para el metal de nuestros tiempos.
Por Patricio Avendaño R.