Sólstafir en Chile: El valor de saber escuchar
Vivir en la punta del mundo, donde la luz del sol acompaña hasta las 22 hrs. y la experiencia de habitar en un contraste de verdes paisajes y fríos páramos, debe moldear las sensaciones que decantan en una creatividad musical única, siempre venida de la lejana Islandia, una isla que parece estar al margen de todo. Pero hay que reconocer que, en materia musical, ha sido exportadora de propuestas que han golpeado al mundo por la nula posibilidad de encasillamiento, lo que les permite siempre evolucionar. Y eso es lo que apreciamos en el debut en Chile de Sólstafir, una banda diferente y que generó un mar de sensaciones en las casi 2 horas de show, las que deben ser acogidas en toda la extensión de su dureza y experimentación. El público que copó el Nescafé de las Artes se mostró educado y expectante en los dos primeros temas, debiendo ser alentados por “los de platea” a que las palmas y los gritos demostraran más calidez con respecto al viaje musical propuesto por los islandeses. Una sencilla puesta en escena invitaba a concentrarse, a no distraerse, porque los Sólstafir traían una música que requería de atención y de saber escuchar. Sólo un telón de fondo, con la portada de su alabado disco “Berdremynn”, sutiles juegos de luces y mucho ambiente “de estudio”, buscaban entregar la cuota mixta de metal con bellas melodías, brindando momentos algo psicodélicos, otros más progresivos y otros volcados hacia el post metal que han venido experimentando últimamente.
El show partió puntualmente con los acordes de “Nattfari” y su folk con tintes metal y extraños 3 minutos de duración, algo inusual en la propuesta de la banda, pero que sería una buena intro para “Silfur-Refur” y el cambio brusco a una intro sosegada, pero que levanta con un generoso riff y su juego con la batería, el bajo y la voz sublime de Tryggvason. Siguió “Isafold”, del último álbum al igual que la anterior, pero que provocó más ganas de golpear el piso con el pie, gracias a sus toques electrónicos y el gran trabajo del bajo de Austman; una dosis necesaria de rock más clásico. El público explotó con “Otta”, dónde Maríus Sæþórsson, siempre con un semblante alejado y serio, le dio una impronta poderosa al tema. El sonido de la puesta en escena era excelente y permitió que la canción fuera desarrollándose de a poco, con la banda en completo control de los tiempos y decidiendo cuándo continuar.
“Náttmál” fue más compleja de digerir por su desarrollo lento y agregando la complejidad del idioma. Pero eso es Sólstafir. “Necrologue” y Addi rasgándose la garganta, mientras Guomundur no dejaba de golpear la caja con sencillez, pero mucha efectividad. El vocalista Addi Tryggvason se tomó su tiempo para interactuar con los presentes, pero fue capaz de crear momentos que relajaron el ambiente, siendo uno de los mejores cuando solicitó un “traductor” dentro del público para que tradujera el significado de “Svatir Sandar”, el que fue uno de los momentos álgidos del show pues significó la vuelta a la primera época de la banda, ligada a un post black metal que mezcló agresividad con melodías, haciendo renacer los vítores de los asistentes. “Goddess of the Ages”, del álbum “Köld”, es el cierre que siempre utilizan para dejar todos los ánimos por arriba en este mar de experimentación que requería concentración y ganas de escuchar algo “distinto” dentro de la oferta amplia que tenemos en el calendario de espectáculos.
Llamó la atención que no basaran el espectáculo en el disco nuevo y que interactuaran poco entre ellos, prefiriendo que esa relación fuera de cada uno con su instrumento. El espectáculo se basó en mostrar quiénes han sido en estos 23 años de carrera a través de una compacta revisión de su discografía instrumental, conceptual, repleta de sensaciones venidas de un norte frío que se palpita en los temas y que hizo de este show un viaje no fácil pero que, de igual forma, encandiló a un público dispuesto a saber escuchar y valorar la experimentación de unos islandeses que, por esencia, se niegan a ser categorizados.
Fotos: Jerrol Salas