Swans en Chile: El delirante e hipnótico canto de los cisnes
Cuando uno escucha los discos de Swans difícilmente piensa que todo eso pueda concebirse en un show en vivo, y aún es más la curiosidad que provoca el acercarse directamente a su música es cómo eso se transforma, después de haberlo vivido, sin duda en toda una experiencia.
A Teatro Nescafé lleno hizo su debut en Chile esta legendaria banda del post punk experimental, si es que se puede clasificar en algún estilo su música. La convocatoria era de esperarse para un show que estaban esperando por largas décadas muchos fans, quienes hemos visto en estos últimos años –desde 2010-un levante inmenso de la banda. Con discos como «The Seer», «To Be Kind» y su más reciente “The Glowing Man” Swans ha hecho algo inesperado: sacar discos dobles, contundentes, quizá de entre los mejores de su carrera y debido a eso han realizado giras mundiales recreándolos en vivo llevando un show único, salido totalmente de lo tradicional, lo cual ha sido siempre su norte.
La intro intensa nos decía que este show iba a tener momentos de esos: aletargados, de tensa calma esperando una tormenta. Ahí aparecía en escena el hombre clave detrás de todo esto, el gran Michael Gira, pilar indiscutido de la banda, que en realidad es todo un director de orquesta, su forma de mover sus manos y dirigir a la banda lo dice claramente; es más, usa este típico atril que usan los directores de orquesta a los cuales les iba sacando una a otra la guía/partitura conforme al avance de los temas hasta culminar eficientemente con el clímax final de esta especie de sinfonía sórdida llena de matices oscuros y brutalmente sónicos.
Pese a lo largo del show (bordeando las dos horas y media) se hizo corto, y eso es algo curioso, pues Swans tiene momentos muy «pegados» en su propuesta, pero al mismo tiempo eso hace sentirte atento a todos sus movimientos, a fijarte en cada uno de sus músicos y sacar provecho de esta orquesta que recrea verdaderos parajes infernales, canciones abismantes, que pueden deleitar tus oídos con una calma experimental basada en sonidos multi instrumentales de mucha delicadeza y «música del mundo», pero que revientan en un caos y noise extremo cuando así lo quieren y de eso, vaya que tuvimos bastante anoche.
Lo que impresiona es la gran coordinación para desatar todo, esto temas como ‘The Glowing Man’ , ‘The Cloud of Forgettiing’ nos ejemplificaron aquello, un trabajo minucioso en los tiempos, la ejecución de hombres de vasta trayectoria estuvieron muy al día: el sólido tecladista sintiendo la música lleno de gesticulaciones, las cuerdas predominantes de Christopher Pravdica, capos como un baterista y percusionista Phil Puleo que se despachó un solo alucinante. Cada miembro es una parte gigantesca para llevar a cabo esta experiencia sólida y sin puntos bajos.
El único pero que le podríamos poner es que no haya sido un concierto en que Swans nos muestre lo amplio de su carrera, sino que viene muy cargado a su última etapa y más aún, a prácticamente su reciente disco completo, sin embargo eso se agradeció bastante por los asistentes, quienes a punta de euforia, gritos y constantes aplausos se lo hicieron saber a la banda (en un momento incluso un fan trató de saludar a Gira sobre el escenario a quien éste rechazó tajantemente).
El final fue bastante más empático, los músicos se vieron sorprendidos de la ovación y aplausos por largos minutos del público agradeciendo y saludando bastante, en una tónica propia de estos teatros chicos que reciben a bandas grandes y únicas (cosa parecida pasó con Morphine en el mismo recinto por dar un ejemplo). Por otra parte, elogiar el trabajo que ha estado haciendo desde hace un buen tiempo el proyecto Santiago Fusión, trayendo artistas que difícilmente podemos ver acá, y eso, cuando sus carreras están avanzadas y uno cree que ya no podrá verlas nunca por estos lados, se agradece.
Foto: Miguel Fuentes/Productora Trucko/Stgo. Fusión