Symphony X En Chile: Fiesta, éxtasis y conexión
Fotos: Camila Luengo
A solo dos años de su última visita, la banda de metal progresivo neoclásico oriunda de New Jersey se presentó ayer en el país por novena vez para celebrar sus 30 años de trayectoria. Y triunfaron nuevamente. La celebración fue una fiesta impresionante y un despliegue de riffs, ritmos, voces y solos explosivos que generaron gran éxtasis y satisfacción en la frenética audiencia presente en el Teatro Coliseo.
La velada comenzó con la agrupación nacional Pacífico, integrada por Carlos Sáez (voz), Ricardo Rozas (guitarra), Felipe Galaz (bajo) y Juan Coderch (batería). Los locales manifestaron seguridad y gratitud sobre la tarima y entregaron una simpática propuesta de rock frente a quienes se preparaban para recibir a Symphony X.
Tal como estaba previsto, la banda inició su presentación puntual y a toda potencia con cuatro cortes contundentes que inmediatamente encendieron al público, comenzando con la homónima «Iconoclast» y cerrando el primer bloque con «Inferno (Unleash the Fire)» del ovacionado álbum The Odyssey.
Russell, en un emotivo discurso, señaló el amor que siente por sus seguidores en este lado del continente para introducir la power ballad «Without You», que proporcionó un breve descanso. Luego la potente «To the Hell and Back» y la neoclásica «Evolution (The Grand Design)» de otro aclamado disco, el épico V: The New Mythology Suite, que entregó uno de los momentos más destacados de la noche, consolidándose como uno de los puntos más altos del festejo junto a la extensión de «Run With the Devil» que también sirvió de introducción a los músicos.
La respuesta del público fue inmediata y corearon cada letra de las grandes composiciones de Symphony X. La dupla de Romeo y Pinella fue impactante y exquisita de presenciar, con una destreza que ofreció solos increíbles. Allen, quien se tomó varios momentos para interactuar con el público buscando conectar con su voz todopoderosa y presencia dominante, sólo intensificó la pasión sentida por cada alma presente. Aunque Rullo y Lepond no se quedaron atrás, tuvieron sus momentos para brillar con fuerza y mantuvieron una precisión que proporcionó una base sólida para el resto de la banda. El concierto culminó con dos cortes de The Divine Wings of Tragedy, «Out of the Ashes» y «Of Sins and Shadows», que ofrecieron un cierre explosivo al show de la banda, que tiene una sólida alineación desde el año 2000.
Los genios del metal y el neoclásico, liderados por Michael Romeo y Russell Allen, dieron cátedra de fuerza, dominio y cohesión sobre el escenario y concretaron un espectáculo impresionante y de profunda conexión con el público. A pesar de las dificultades en el sonido y la preservación de un repertorio similar al de sus últimas tres visitas, que pudo haber estado acorde a la celebración de sus tres décadas de trayectoria tocando más de alguna joyita olvidada como «Through the Looking Glass», «The Accolade», «Rediscovery, Pt. II» o «Smoke and Mirrors», hubo gratitud de parte de la fanaticada y sin duda será una noche recordada por mucho tiempo.