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«Terra Firma» y la amplitud de visión de Tash Sultana en su ambicioso nuevo disco
Lonely Lands Records, 2021
El segundo trabajo de la multinstrumentista Tash Sultana, venía siendo esperado por toda la escena, dada la explosión de buenas críticas de su debut, pero ya incluso antes de eso, debido a lo autodidacta que fue en su forma de darse a conocer y crearse un nombre. Los años pasan y sigue avanzando, ahora, con Terra Firma, el cual rebosa capas de R&B de principios de los ‘90, indie y pop de ensueño; se pasea por todos los sonidos, a la vez que ofrece voces flotantes, Sultana es una fuerza musical que supera y supera etapas. Escrito y grabado durante el último año, Terra Firma fue siendo concebido en medio de un período de autorreflexión, cuando la vida se ralentizó involuntariamente y Tash tuvo tiempo para escribir poesía y también para el mar y para labores de jardinería; todo esto se refleja en este variado puñado de temas.
El disco comienza con el buen acid jazz de ‘Musk’, una suavidad que palpita, que avisa que tiene vida, y que a más de algún jazzero llamaría la atención, al punto de desear un álbum de jazz completo de parte de este artista, porque esta pieza está repleta de talento. Un ambiente nocturno con la excelente voz en capas de ‘Greed’, es otro unto alto, porque ofrece soul y funk bien tratado, mientras que ‘Crop Circles’ invita a la pista de baile con ese saxo que le otorga ser una de las mejores canciones de esta propuesta. ‘Blame It On Society’ y ‘Sweet & Dandy’ continúan este estilo neo R&B que se explaya con confianza, mientras nos habla de la sobrecarga de información de Internet. Aparece el hip hop en ‘Willow Tree’, con Jerome Farah, y ‘Beyond The Pine’ que inserta una batería fantástica y un sintetizador rítmico que da la entrada perfecta a una buena guitarra funky. El escapista ‘Dream My Life Away’, con Josh Cashman, mezcla los elementos y produce una estupenda atmósfera del tipo viejo oeste, mientras las voces se funden en una sola con el mismo nivel de protagonismo. ‘Coma’ fluye con una visión oscura, para llegar a un final que ya queremos ver como una explosión sónica en un show en vivo. El rasgueo de ‘Let The Light In’ y el cierre declarativo con ‘I’m Free’ hacen retroceder el ritmo para centrarse en la propia cantante y compositora, quien declara, en estos 14 temas, su alma en dos niveles. Espiritualmente, llegó en un momento de desapego global y actuó como un conducto para reconectarse con su yo esencial, algo que Tash había descartado durante las giras. Y musicalmente, donde estas pistas se arraigan en un territorio sonoro de gran alcance, añadiendo jams en bucle y en capas, en un aventurado mosaico de soul, funk, R&B, folk, rock, hip-hop. Ambicioso, pero capaz.
Si bien Terra Firma aún consolida la descripción de ‘banda de una sola persona’, el disco presenta a Tash Sultana en apoyo con cuatro coautores bien seleccionados: Matt Corby y el productor Dann Hume (Courtney Barnett , Amy Shark ) en ‘Pretty Lady’, ‘Crop Circles’, ‘ Beyond the Pine’ y ‘Greed’. Mientras ‘ Willow Tree’ presenta a Jerome Farah y Josh Cashman, en otro tema. Todo esto da como resultado un álbum más versátil, con una visión que amplía el alcance cada vez más global de esta artista callejera de Melbourne, que ya está convertida en toda una trotamundos favorita de todos los festivales durante los últimos cinco años, porque su propuesta fusiona, inspira y destella calidad.