Testament y Nile en Chile: El azote de la hermandad del metal
La noche del jueves 24 Santiago tuvo la fortuna de tener a dos grandes combatientes del death y thrash metal mundial en un solo show. Representando en la esquina derecha al death metal; los americanos Nile, mientras en la esquina de izquierda los emblemáticos Testament.
Ambos show cuando fueron anunciados se realizarían por separado, sin embargo los productores a cargo consolidaron unir ambas bandas en virtud de un gran show de metal, y vaya que cumplió con las expectativas que el cartel en teoría proponía.
La apertura estuvo a cargo de los chilenos Massive Power, a quienes vimos como acto de apertura de Exodus en 2014. ¿Cómo anduvo el acto de los nacionales? Sin ripios, pareciera que llevan tocando una vida, y la dinámica de su thrash metal en la vertiente de las bandas clásicas del género aplasta y entretiene a sus más jóvenes seguidores, incluso los vetustos amantes del sonido clásico conectaron –esos que estaban en galería y en el sector de cancha donde no llega luz- con la propuesta de Massive Power, una banda que siempre está en movimiento dentro de su circuito y que brilla cada vez que debe exponer su música a gran escala, un acierto.
Antes de lo presupuestado, Nile ya estaba en el escenario del Caupolicán afinando y probando el sonido de sus instrumentos, terminado el rito la renovada alineación desató en San Diego toda la tempestad de su singular death metal. Sin contemplación el trio de cuerdas comandado por Karl Sanders, Brad Parris y Brian Kingsland que, en teoría llegó a reemplazar a Dallas Toler-Wade, demostraron por qué el nombre de Nile es un acto estelar en el death metal. Los menos conectados con las noticias del mundo metal, se preguntaban ¿Dónde está el pelado? Ese pelado es Dallas Toler-Wade quien dejó la banda en febrero de este año, sin embargo el mencionado trio de cuerdas ejecuta las labores de cantante sin problema alguno, destacando el profundo gutural del Sanders el que, de alguna manera le da un gran soporte al señor George Kollias en las percusiones, elemento fundamental en el ataque sónico de los americanos. “Sarcophagus”, “Unas Slayer of the Gods” y el final con la atómica “Black Seeds of Vengeance” remataron una ceremonia de estricto death metal. El contendor de la derecha nos dejó inmóviles en la lona.
Con un retraso de 15 minutos a la hora estipulada Hoglan, Peterson, Skolnick, Di Giorgio y Chuck Billy arribaron al escenario del Caupolicán. En el inicio “Brotherhood of the Snake”, “Rise Up” y “More Than Meets the Eye”, todas canciones del Testament del siglo XXI son cantadas como clásicos de 10 o más años de permanencia, hecho que solo glorifica la calidad de unas de las bandas más populares y vigentes del metal clásico. “The Pale King” y “Centuries of Suffering” justifican la vigencia de la banda en 2017, Alex Skolnick no es Kirk Hammett ni Slash –no tiene la prensa ni el perfil de los mencionados-, pero sobresale con una técnica y feeling en cada nota que clava en su guitarra que conmueve. Hoglan por su parte, demuestra por qué esta en el top five de cualquier ranking de grandes bateros de cualquier época, certero en su pegada y acoplado a la perfección a la dinámica letal pero Groove de Testament es un deleite observar en cualquiera de sus facetas.
“Electric Crown” y la inmortal “Into the Pit” emocionó a todos, el mosh se arma, y no hay asistente que no esté moviendo alguna parte de su cuerpo. Testament domina sus golpes a su antojo, con la velocidad de un joven luchador que lo desea todo y golpea pesado con la fuerza que solo un experimentado peleador puede concentrar. “Practice What You Preach”, “The New Order”, son cantadas de memoria por el respetable. Chuck Billy y su eterno compañero Eric Peterson saben cómo dar cabida en su setlist al lucimiento de sus compañeros y DiGiorgio ejecuta un entretenido solo de bajo que dio paso a “Urotsukidoji” –instrumental de Low- “Souls of Black”, “Over the Wall” y la melódica “Alone in the Dark” más el bis con “Disciples of the Watch” sellaron una mortífera noche de metal en la que Testament demostró toda su plusvalía como uno de los grandes actos del metal de nuestro tiempo. El contendor de la esquina izquierda ganó por K.O.
Por Nelson Silva A.
Fotos: Jerrol Salas