The King of Limbs: el camaleónico espíritu de Radiohead

The King of Limbs: el camaleónico espíritu de Radiohead

Si hay una banda acostumbrada a patear el tablero, a salirse de los libros o simplemente hacer lo que nadie espera que hagan, esa banda es Radiohead. Después de haber girado por todo el mundo (incluso llegando a países latinoamericanos donde no habían tocado nunca) de la mano de “In Rainbows”, la banda inglesa se embarcó en lo que sería su nueva aventura discográfica.  Y no sería un disco más. Odiado e incomprendido por muchos, The King of limbs, vio la luz el 18 de febrero y posteriormente el 28 de marzo del 2011, en edición CD y vinilo, en mayo saldría la versión de lujo “Newspapper”, que contenía además del cd y los vinilos, un sin fin de artículos, fotografías, link de descargas, entre otras cosas. En una entrevista el propio Yorke se refirió al hecho de la edición de lujo y que junto a Stanley Donwood (colaborador constante en todos los conceptos gráficos de la banda) lo habían imaginado como esos diarios de domingo cargados de folletos, revistas y contenido extra.

El disco que contaba con 8 canciones y una duración de no más de media hora, se comenzó a gestar unos años antes, y el proceso creativo fue dejando algunas canciones previas, como el single “Harry Patch (In Memory of)” una canción compuesta íntegramente por arreglos de orquesta sinfónica, dedicado al último soldado vivo sobreviviente de la segunda guerra mundial. Incluso parte de la letra está compuesta con frases del propio soldado.  También en esos días de ansiedad por parte de los fans por escuchar material nuevo de la banda, se lanzó “There are my twisted words”, un tema entrelazado de muchas guitarras y arpegios con una base de batería sigilosa, pero que fluía de manera constante. Las ganancias del primero (que se vendió al costo de 1 euro) se destinaron como donación a la Legión Británica, en tanto el segundo single llego como forma de descarga gratuita a su gran sequito de seguidores que agradecieron el gesto, aunque ninguna de las dos canciones tendría mucho que ver con el disco que saldría finalmente 2 años después.

Las grabaciones y el trabajo de producción de Nigel Godrich se inició en mayo de 2009 en lo que serían las primeras sesiones del disco. El concepto general del trabajo, es la exploración de texturas rítmicas y el uso del “Looper” y “Sampling”, como pieza fundamental. Esta técnica consiste en grabar muestras de audio y repetirlas o modificarlas constantemente. En palabras del propio Yorke, sería algo así como armar un gran rompecabezas. Las canciones se fueron armando con estas muestras como resultados de estos grandes collages. Las guitarras y los arreglos de cuerdas (dirigidas por el mismo Jonny Greenwood) también tienen su lugar privilegiado entre tantos beat de cajas rítmicas.

A mediados del 2010, hallándose en Nueva York en sesiones de grabación, la banda dio lo que sería su único show de ese año. Se trató de un concierto a beneficio y con entradas subastadas en apoyo al desastre que causo ese año un terremoto en Haití. Esto sumado a una presentación de la banda en Praga, en 2009 que un grupo de fans editó y con el audio que la misma banda brindo, pusieron a disposición en la web, tuvieron bastante repercusión y solventaron la relación que la banda empezó a tener con estas nuevas formas gratuitas de difusión de material en   directo. Algo que años atrás hubiese sido visto como un robo a sus derechos artísticos. Pero, todo lo contrario, Radiohead siempre supo ver y acompañar los avances de las nuevas tecnologías, y como usarlo de la mejor manera. En una entrevista ese mismo año el baterista Phil Selway dijo estar atentos a estos cambios en la industria para encontrar la mejor forma de sacar este nuevo material. “Todo está en el aire” había dicho en esa oportunidad.

El primer track del disco nos sumerge en esta nueva era de texturas rítmicas donde las Drum Machine y los beat toman el control. “Bloom” tiene todo eso y una línea de bajo precisa que funciona como hilo conductor en un mar de sonidos de pianos y arreglos de cuerdas también”. Le sigue “Morning Mr Magpie”, una de esas canciones rescatadas para este disco (había una versión acústica dando vueltas por la web hace tiempo, que Thom llamó también “Good Morning my Lord”) con presencia de unos buenos riffs de guitarra y las atmósferas sonoras proporcionadas por la creciente experimentación sonora de Ed O’Brien. También en este caso se aprecian; como en gran parte del disco, la mixtura de la batería acústica de Phil Selway y las cajas de ritmo analógicas usadas para lograr ese sonido tan particular. Llegando al final de la canción estos ritmos maquinosos parecen salirse de control. Pero nada de esto sucede. Todo el caos está controlado.

“Little by Little” tiene un aire oriental en los riffs de guitarras y los arreglos, una vez más la percusión está a la orden del día, casi como en una sensación circular que fluye constantemente. En este tema se ven algunos patrones también de las canciones de “In Rainbows”, esos segundos estribillos o contraversos, que ya habíamos oído en “Reckoner” o “Weird Fishes”. Luego llega el turno de “Feral”, un track instrumental donde las voces con delay y samplers de Thom se mesclan con un ritmo frenético de batería más los análogos sonidos de los sintetizadores “Minimoog”. “Feral es el nombre que le pusimos a nuestra casa” se oye decir a la banda en el especial de “From the Basement”.

Al igual que en el disco “Kid A”, “TKOL” no cuenta con corte difusión, pero si con un gran video en tono coreográfico donde Yorke le pone el cuerpo a una canción hipnótica donde los graves riff de sintetizador son el eje central en la canción que más se acerca a sonar a un hit. “Me encogeré y desapareceré en tu bolsillo, haz lo que quieras” canta Yorke en una canción donde los arreglos de guitarra acompañan muy poco la química entre bajo, beat y sintetizadores. Con “Codex” y “Give Up the Ghost” llegamos a la parte más íntima del disco, donde tanto piano en la primera y guitarra acústica en la segunda, resultan el alma de la instrumentación. Las metáforas de Yorke en “Codex” son tan profundas (y oscuras) como el lago frio e inocente que menciona en la canción. En la otra Thom pide incesantemente que no lo lastimen en un loop de voces que se repite constantemente en una suerte de “autocoros” (algo que le traería problemas a la hora del directo cuando los micrófonos tomaban los gritos de la audiencia). Para finalizar, “Separator” llena de luz lo que es un disco bastante sombrío, con una línea de bajo exquisita de los dedos y el groove de Colin Greenwood, sumado algunos muy buenos arreglos de guitarra, sobre un beat percusivo dinámico. “Es como si me hubiera caído de la cama de un sueño largo y real” se escucha cantar a Yorke.

El disco además de su edición de lujo contó con un disco doble de remixes “TKOL RMX 1234567” con artistas de la talla de “Four Tet”, “Caribou” y “Modeselektor”, entre otros. También la mencionada participación en el programa “From the Basement” se convirtió en video álbum en directo con la inclusión de las canciones “Starcaise” y “Supercollider” (esta última la canción más larga jamás grabada por la banda) que también tendrían su edición en formato single junto a la canción “The Butcher” (todas estas quedaron fuera del álbum en un primer momento, aunque fueron parte del proceso creativo de la banda) para celebrar el “Record Store Day” en abril de 2011.

Para llevar este disco al vivo la banda se hizo de los servicios de un experimentado baterista, nada más y nada menos que Clive Deamer de Portishead, quien ayudo a Phil a ejecutar las complejas sesiones rítmicas de las canciones. Tras una sorpresiva aparición en el festival “Glastonbury” en junio del 2011 donde repasaron gran parte del nuevo material, y algunas apariciones televisivas en Saturday Night LiveThe Colbert Report, asi como o una presentación en dúo de Thom y Jonny en el programa Late Night with Jimmy Fallon, La banda se embarcó en lo que sería la gira de presentación que arrancó en febrero del 2012, incluyendo Norteamérica, Canadá y México.

La tragedia golpearía la puerta de la banda en junio del 2012, cuando en Toronto unas horas antes del comienzo de lo que sería el cierre de la gira norteamericana, el techo del escenario de desmoronó ocasionando la muerte del técnico de baterías Scott Johnson, además de resultar heridos otros tres miembros del equipo y la perdida de parte del backline de la banda. Los miembros no recibieron daño alguno, pero los llevó a reprogramar el resto de la gira. En palabras del Thom Yorke, terminar esa gira fue una de las cosas más difíciles que les tocó afrontar como banda.

Si bien estamos frente a uno de sus discos más difíciles de digerir, y de los menos valorados por los fans, también la prensa especializada se vio dividida con su aprobación. Pero a eso es justamente a lo que se ha dedicado este conjunto que ya entra en la categoría de súpergrupo a lo largo de sus más de treinta años de carrera: sorprendernos constantemente.

Por Sergio Guarnera 

Nacion Rock

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