The Neighbourhood en Chile: El ansiado reencuentro
Nación Rock estuvo presente en el que fue el cierre del maratónico domingo 9 de junio
Tan sólo dos semanas le bastó al quinteto agotar su show en la Cúpula Multiespacio, debiéndose sumar una segunda presentación -en la misma fecha- a petición del público, quedando claras las ansias que tenía la fanaticada chilena por reencontrarse con la banda luego de su accidentado paso por Lollapalooza en 2018.
A menos de media hora para el inicio del segundo show de The Neighbourhood en el país— que si bien este debería ser el primero, pero por la alta demanda de entradas se debió añadir uno a las 17:00—y la Cúpula Multiespacio del Parque O’higgins se encuentra repleta y expectante. Entre el público mayoritariamente femenino reinan las poleras negras con el logo de la banda—aquella casa de cabeza—y un par por ahí se pasean por el recinto caminando de forma desgarbada, con camiseta blanca, chaqueta de cuero y lentes de sol, al más puro estilo de Jesse Rutherford, vocalista de la banda.
Son las 20:45 y la multitud empieza a aglutinarse frente al escenario, todos están de pie y ante el mínimo movimiento de una luz se alzan una decena de celulares a la espera de poder grabar desde el primer minuto el reencuentro de la banda con los fans chilenos, luego de que en 2018 los californianos se presentaran en Lollapalooza con un set de menos de media hora debido a los cambios de horarios sufridos por las condiciones climáticas que afectaron a la versión argentina del festival que se realizaba de forma simultánea a la chilena.
Faltan dos minutos para las 21:00 horas y la Cúpula queda a oscuras, los gritos adolescentes se multiplican y el mantra OM inunda el recinto seguido del ruido de unos cuencos tibetanos, durante tres minutos parte del público queda hipnotizado sin saber qué hacer mientras la otra mitad grita histérica. Empieza a sonar How y el quinteto pisa el escenario, liderados por un impecable Rutherford vestido con un cardigan negro, el espectáculo empieza y el público estalla en gritos. Le sigue R.I.P. 2 My Youth, el primer éxito de la banda que es coreado a todo pulmón por el público.
Al sonar Dust la Cúpula se transforma en una fiesta, el público salta poseído por el rápido son electrónico de la canción, dándose uno de los puntos más intensos de la jornada. El espectáculo sigue de corrido con una canción seguida de otra y una casi una nula interacción entre la banda y el público salvo por un “Welcome” que Rutherford proclama a la multitud.
En Wiped out! podemos ver a un vocalista más distendido, acompañado de un pandero sonríe, da vueltas por el escenario y baila desatando los gritos de los asistentes. Con Daddy Issues el público pierde la cabeza, Jesse grita “¡¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¿Qué pasa?!” y los gritos aumentan aún más su volumen. Durante todo el show podemos ver que es Rutherford el escogido por la banda para sobresalir e interactuar.
En un abrir y cerrar de ojos el show está llegando a su fin, Rutherford se sitúa al centro del escenario con una guitarra acústica y empieza a tocar las tristes notas de Sadderdaze, dándose uno de los momentos más emotivos de la jornada, el público corea y la cúpula se ilumina por completo con cientos de linternas de celulares.
Al sonar Scary Love, Rutherford toma una bandera chilena, grita y corre por el escenario, contrastando enormemente con la calma que se vivió durante Sadderdaze, De forma repentina empieza a sonar Sweater Weather –canción que lanzó a la fama a The Neighbourhood- y todos alzan sus celulares para inmortalizar el momento.
Stuck with me es la canción escogida para cerrar la jornada, el público baila y salta como si supieran que se trata de la última canción. Un explosivo Jesse Rutherford corre a un lado del escenario, trepa a uno de los pedestales para estar más cerca del público, al bajarse corre hacia el otro lado y aprovecha de darle la mano a una fanática. Con un energético final exclama un escueto “Thank you” y se retira del escenario entre los gritos frenéticos. Se encienden las luces de la Cúpula y muchos adolescentes se preguntan “¿Ya terminó?” y le sigue un “Mentira que eso fue todo?”. Lo bueno se pasa en un abrir y cerrar de ojos.
Con un setlist de 20 canciones y cerca de 1 hora 20 de impecable música en vivo quedaba sellado el ansiado reencuentro de los californianos con sus fans chilenos.
Por Javiera Parra L.
Fotos por Jerrol Salas