Syd Barrett y el primer viaje de Pink Floyd
No podemos dedicar un especial o escribir algo acerca del clásico y visionario «The Piper at the Gates of Dawn» de Pink Floyd, sin hablar de su cerebro creador desde todos sus puntos de vista: el gran Syd Barrett.
Syd Barrett llega en un momento propicio para la banda: cuando daban sus primeros pasos Roger Waters, Nick Mason y Rick Wright y un dubitativo Bob Klose (quien terminó por abandonar la agrupación en 1965 para dedicarse al jazz y el blues). En esta era, la banda tocaba algunas cosas de Rythm & Blues y covers pero que definitivamente no iban hacia ninguna parte. Cuando Barrett se incorporó la cara le cambió a la banda cien por ciento, llegó con todas estas ideas experimentales no tan sólo en el plano musical, si no que en cuanto a historias y viajes de todo tipo en los contenidos de las canciones. Acá Barret iba divagando de entre aventuras espaciales, a fábulas donde animales, gnomos, bicicletas y espantapájaros desfilaban al son de sus más extrañas y sicodélicas melodías y composiciones, aunque siempre con esa inocencia y dulzura pop ácida que lo distinguió de bandas del estilo del momento.
Barrett representó la locura en Pink Floyd desde los inicios, es casi irónico pensar de su corto paso por Pink Floyd iba a marcar la senda de la banda durante toda su carrera. Él imprimió este sello distintivo de Pink Floyd desde el primer minuto, ese de volar musicalmente; si nos fijamos bien, en prácticamente todos los trabajos de la banda hay guiños a él, para qué hablar del «Wish You Were Here», disco dedicado completamente a su memoria y donde cuenta la leyenda se apareció en las sesiones como un gordo sin cejas irreconocible, hecho que impactó al resto de la banda y los marcó de por vida.
En «The Wall», el personaje Pink de la película tiene claras referencias a Barrett. O en el «Dark Side of the Moon», donde el tema del lunatismo y la locura está marcado claramente con ‘Eclipse’ en su tramo final. Para Roger Waters ha sido muy difícil desprenderse de su figura, hasta el día de hoy siente esta especie de sentimientos encontrados, ya que lo admira con vehemencia pero al mismo tiempo siempre se ha sentido a la sombra de su talento.
Por otra parte Barrett empezó a desvanecerse conjuntamente con el ascenso a la fama que empezó a tener la banda con el éxito de «The Piper at the Gates of Dawn», en esa época donde eran convidados a participar en programas estelares de diferentes partes del mundo o en el ya mítico Top of the Pops, acá justamente fue cuando el comportamiento de Barret empezó a hacerse cada vez más extraño y errático, casi como una forma de rebeldía o de marcar su rayado de cancha en momentos en que se estaba convirtiendo en un ídolo pop o en el «chico del poster», hecho que no le acomodaba para nada. Waters ha comentado varias anécdotas, de como salía con ideas totalmente fuera de razón como cuando decía «quiero contratar dos saxofonistas mujeres para la banda» o cuando una vez llegó a reunirse con la banda vestido de mujer , diciendo «soy homosexual», fingiendo ser gay por un par de días.
No pasó mucho tiempo después en que realmente el caso de Barrett se tornó clínicamente imposible, se alude a que el ácido le consumió gran parte del cerebro y que no había vuelta atrás. Drásticamente la banda se vio totalmente desamparada al perder y ver desvanecerse la figura de su cerebro y amigo, por cierto. Fue un momento de caos, estaban quedándose sin su compañero y a la vez estaban perdiendo a la banda y viendo muy negro el horizonte, ya que él era el compositor de la mayoría de sus éxitos hasta entonces.
Finalmente la banda, después de varios tropiezos y experimentaciones que no lograron causar mucho impacto en esos años, como el disco «Atom Heart Mother» o «Ummagumma» (muy venerados hoy en día) lograron dar con un fiato al nivel de alineación de astros, levantar cabeza y hacer lo que todos sabemos a estas alturas con obras clásicas como «Dark Side of the Moon'», «Animals» o «The Wall», discos totalmente imprescindibles. Aunque queda claro que la clave del éxito fue tener siempre viva y latente en su música y en cada paso que daban el espíritu del gran Syd Barrett, y teniendolo como claro referente a este demente que creó un sonido e innovación en el rock nunca antes vistas, y que vio su punto de partida con el primer gran viaje de Pink Floyd, el enorme The Piper at he Gates of Dawn.
Patricio Avendaño R.