“The Scream”: la marca de la diferencia de Siouxsie and the Banshees

“The Scream”: la marca de la diferencia de Siouxsie and the Banshees

Polydor Records, 1978

Varias bandas punk debutaron en el legendario 100 Club, de Oxford Street, una noche de 1976. Los reportes de ese evento señalan que había una estética que fascinaba en aquellos noveles músicos, y que versaba en uñas pintadas de negro, alfileres en la ropa, pelo de colores y en punta, y sobre todo, una actitud de máxima irreverencia y con la intención de transmitir decadencia. Ese lunes 20 de septiembre tocaron Metro Sect, Siouxsie and the Banshees, The Clash y Sex Pistols, mientras que el martes 21 fue el turno de Stinky Toys, Chris Spedding & The Vibrators, The Damned y Buzzcocks.  Luego de ese ruidoso festival, la figura de la veinteañera Siouxsie Sioux se hizo conocida rápidamente, tanto así, que en diciembre de 1977 aparecía en televisión, junto a Sex Pistols. En ese año, ya habían presentado su primer repertorio, el que se  alternaba con otras armas que agregarían a su propuesta: la oscuridad “visual” representada en maquillaje recargado, cruces, esvásticas, símbolos de provocación, y el  rostro de ídolo egipcio e inquietante de Siouxsie. Con tal  originalidad, no pasó mucho tiempo para que Polydor les ofreciera un contrato para grabar su primer disco,  producido por Steve Lillywhite, el cual les daría un sonido de punk denso y sombrío, al tiempo que sus letras explorarían los lados más oscuros de la neurosis humana, marcando una diferencia con el punk tradicional, que hablaba mucho de política y anarquía social.

“The Scream” fue bien recibido por la crítica y alcanzó éxito comercial al obtener la posición no. 12 en la lista de Reino Unido, algo que se contraponía a la filosofía  del  punk pues significaba incorporarse al sistema, sin embargo, no podía pasar otra cosa frente a una propuesta que refrescaba la violencia del punk de cepa, a través de temas como “Pure”, lento y tétrico, con una guitarra distorsionada, escasa percusión y los gritos de Siouxsie, que crean un nudo en el estómago. “Jigsaw Feeling” tiene más vigor y una letra que trata sobre el desconcierto. “Overground” habla  de la búsqueda de identidad, mientras “Carcass”, el único tema punk de raíz, aborda los derechos de los animales. El álbum contiene una enérgica  versión del “Helter Skelter” de los Beatles, y  “Metal Postcard (Mittageisen)” se rebosa en su ritmo pausado y con la lírica que habla de lo mecánico de la existencia. “Suburban Relapse” se refiere a la pérdida de la cordura dentro de la tranquilidad, sin olvidar esas guitarras que emulan los violines de la mítica escena de la ducha, en “Psicosis”. Y el final es con “Switch”, una recapitulación de todas las ideas que en el disco se pusieron: alternancias entre calma y  energía, aceleraciones, e incluso un  saxo muy atmosférico.

La portada del álbum y la obra de arte interior reconocen aún más a la película que inspiró el título de este aclamado debut: “The Swimmer”, y refleja el final trágico que tiene aquel film de 1968, protagonizado por Burt Lancaster.

“The Scream” fue presentado en vivo en una controvertida gira que desató duras fricciones al interior de la banda. Esto determinó que McKay y Morris se fueran, siendo sustituidos por el guitarrista de The Cure, Robert Smith, y por el baterista Budgie.

A pesar de ser contemporánea a  Sex Pistols y The Clash, Siouxsie and the Banshees marcó un estilo distinto a ambas leyendas del punk, trazando otro  camino a través de “The Scream”, alejándose del ritmo acelerado, del grito destemplado, de la política, y acercándose al rock alternativo a través de ritmos arriesgados y experimentación. Este debut fue nombrado el mejor de  ese año por la revista Sounds, y​ Melody Maker se rindió ante su sonido; no por nada  influenciaron a un sinnúmero de artistas en décadas posteriores. Por esto, “The Scream” tiene su lugar en el mapa como el primer disco oficial de post punk, y la movida dark, de inicios de los ’80, tuvo su punto de partida musical y visual. Cuatro décadas después, su poder primigenio, su abismo de angustia, su claustrofobia cautivadora, y la voz aterradora y grave de su heroína, aún encantan porque, a pesar del tiempo, ese grito ya es imposible de ser silenciado.

Macarena Polanco

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