Therapon – «Artificial Illusions», intersección de diversos estilos hecho en Chile
Tocar un instrumento con dominio y conocimiento no es fácil; componer canciones con ese conocimiento que no sean sólo ejercicios excéntricos o ególatras tampoco debe ser sencillo. Optar, además, por no acompañar dicha música con un contenido lírico parece una decisión audaz, por decir lo menos. Hacer todo esto en un país latinoamericano es prácticamente una odisea, una apuesta por ir en contra del establishment y hacerlo por la pura pasión de compartir música.
Therapon es una banda chilena (aunque en este momento de la historia es en realidad un dúo en busca de un nuevo baterista) que toca metal, una etiqueta que puede acompañarse de los términos «progresivo» o «post-metal». Esta banda arrancó en 2022 como un proyecto inicialmente de Rodolfo Galleguillos, un bajista que comenzó a publicar música independiente con el apoyo de músicos locales en Santiago. En sus propias palabras, “el sonido está orientado a tratar problemas de sociedades actuales, como lo son: la salud mental, la vida acelerada y los problemas de convivencia. De ahí nace Therapon, cuya palabra en griego es el origen de la noción de ‘terapeuta’, que significa el segundo en el combate”. Luego de haber lanzado tres EPs, «Artificial Illusions» es su álbum debut, grabado por Rodolfo y Matías Montero, guitarrista, quienes además tuvieron que componer la batería entre ambos.
¿Qué vas a encontrar en este disco tú como escucha? Lo primero que resalta es la increíble calidad de producción y mezcla: cada instrumento tiene una potencia inmejorable, pero además con un sonido cálido, sin los vicios que se encuentran en otros discos de metal actuales que parecen haber sido concebidos en una computadora y a los que se les quita todo rastro de humanidad. En segundo lugar, vas a encontrar canciones que pueden acompañarte de verdad. Como mencionamos al inicio, no son ejercicios fútiles de escalas o polirritmos, con solos más bien académicos, sino que simulan viajes o travesías por una geografía tan compleja como la chilena, con sus valles y mesetas, o en otras partes un deambular urbano, cercano a sentirse perdido.
Se pueden escuchar claramente las influencias de Russian Circles, TOOL, VOLA o Karnivool, por citar algunos referentes, pero a diferencia de otras bandas que rinden más un tributo a esas influencias (incluso de manera demasiado explícita), Therapon consigue tener su propio estilo, un estilo que combina fuerza, en ocasiones hasta un extremo que el cuerpo reacciona con todo y headbanging, pero con delicadeza por igual. El inicio del disco con “What Are We Doing?” precisamente nos presenta este escenario: una introducción delicada que poco a poco va ganando tracción hasta que explota en la marca del minuto uno y comienza un baile entre sonidos, a veces distanciados y unidos por un pequeño hilo, hasta que de nuevo todos se unen para un ataque feroz. En “Lapsus (Fuck Resilience)” hay partes que recuerdan de alguna manera a bandas de los noventa como Fudge Tunnel, Unsane, o Nailbomb por la agresividad y el tono, pero con la diferencia de que los integrantes de Therapon han refinado esa rabia en canciones más complejas.
En el caso de “Clouds” se nota una madurez distinta, parece una canción menos oscura al comienzo, ¿Se asemeja a una mirada al cielo? ¿Habrá sido a propósito nombrarla así? Primero disfrutamos de los rayos del sol, el calor nos llena la cara, hasta que en un instante, el panorama cambia, la tormenta se avecina, pero nos damos cuenta que en realidad no queda más que disfrutar de las gotas de lluvia, no hay nada de malo en ser bañado por el cielo, el mundo nos da calor y frescura en el mismo día. Asimismo, “Split Feelings” es una muestra de que este disco no es un ejercicio de vanidad, sino un álbum de metal: a la mitad de la canción hay un diálogo entre bajo y guitarra completamente distorsionados, que poco después da pie a una persecución sonora con todo y doble bombo. El culminante cierre corre a cargo de la canción que comparte nombre con el álbum “Artificial Illusions”, es quizá la que serpentea por más caminos, con más cambios, y aparece un invitado inesperado, una voz que a lo lejos recita algo poco comprensible; tras investigar con la banda, lo que se escucha es la lectura de un escrito de Albert Camus; lo triste es que como sociedad tendemos a asumir algo como verdadero por el puro hecho de ser repetido, no tenemos certeza, no hay registro, pero queremos que nuestra realidad se ajuste a la ilusión mayoritaria, queremos sentirnos incluidos o tocados por citas literarias que han sido tergiversadas.
En resumen, se agradece que en Chile se pueda producir música que celebra la intersección de diversos estilos del rock, metal y progresivo, y lo hace con identidad propia.