Uno de los grandes guitarristas no solo de los últimos 30 años, sino que de…
Tom Morello en Chile: Poder para la gente
El guitarrista demostró con la actitud e ideales de siempre el porqué es uno de los más grandes del planeta en lo que hace, siente y transmite
Fotos: Jaime Valenzuela, DG Medios
La ilusión de ver nuevamente- y tras una épica «Batalla de Santiago» (así, con gran acierto en la denominación) para lo que fue un único concierto ocurrido en octubre de 2010-a Rage Against The Machine, se habían encendido luego del anuncio de su nueva gira. Lamentablemente, problemas en la pierna de Zack de la Rocha postergaron lo que pudo haber sido la segunda llegada de la banda completa, aunque aún no hay que dejar bajo tierra esas esperanzas.
Pero por mientras, anoche vivimos una especie de premio de consuelo, pero de una forma muy particular, porque Morello no vino a despachar himno tras otro de la banda que lo dio a conocer al mundo. Hubiese sido fácil (y a muchos fans les hubiese gustado, por cierto) sino que más bien vino a refrendarnos cuanto ha disfrutado de participar e incursionar en diversos proyectos siendo su principal aporte su querida guitarra Fender «soul power», a la que le ha sabido sacar un sonido tan único como explosivo y tener claro un mensaje que es el que ha entregado toda la vida: hacer música como un acto intrínseco de llamado a la conciencia, con síntomas de revolución y ajusticiamiento social. «Manifiesto» de Víctor Jara en la intro del espectáculo que terminó azotando el Caupolicán lo dejaba muy encima de la mesa.
Sin embargo, Morello supo brindar un show variado, donde su guitarra claramente fue protagonista, pero también se hizo acompañar por un cóctel de canciones que a ratos se alejaban bastante unas de otras, pero que tienen ese efecto electroeufórico y de intensidades altas como denominador común: desde la incitadora «One Man Revolution» de The NightWatchman, muy propicia para el arranque, al gancho absoluto de «Gossip», tema en que Morello puso su cepa para los jóvenes italianos de Maneskin, hasta un par de medleys con sus más contundentes riffs de Rage Against The Machine, pasando por un tributo a Chris Cornell con su imagen en pantalla gigante, al que denominó «My Good friend», y al que en más de una oportunidad ha dedicado mensajes y recuerdos; pasando por la solemnidad que otorgó en su versión de «The Ghost Of Tom Joad» de Bruce Springsteen, hasta canciones más en espíritu acústico (como la hipnótica «Keep Goin») y de comunión con el público, a quienes les pidió entrar en el juego: agacharse, saltar, vibrar y abrazarse, sentir las canciones que fluían una tras otra con mucha naturalidad y entrega del músico.
Para el final dos momentos para la retina: la impronta siempre épica y poderosamente infalible de «Killing In The Name» con el micrófono entregado deliberadamente a la audiencia para que cantara con toda libertad y pulmones, en lo que fue uno de los momentos más absolutos y candentes del show; y a continuación, un himno del llamado a la mirada revolucionaria cuando es realmente necesaria como «Power to The People» de John Lennon, con el ídolo arengando a su audiencia para dejar todo volcado a favor del pueblo, al de la gente, con la imagen de Víctor Jara nuevamente que sirvió como un ente conceptual cíclico en su show (abriendo y cerrando).
Así todo, Morello nos dice que es un hombre que siempre está en momento de inquietud musical, lo ha dejado claro con sus proyectos Atlas Underground, la celebración de todo un sonido, de este legado y con el regreso en vivo de Rage Against The Machine. Pese a sus 59 años de edad, quien hace más de 35 años se graduó con honores en Harvard de Ciencias Políticas, sabe y seguirá sabiendo usar la guitarra a través de la canción que es valiente, esa que por ese solo sencillo hecho «siempre será canción nueva».