Travis en chile: cuando la nostalgia despierta la euforia
El universo del rock se distingue por su amplitud y diversidad, pues como bien se dice, para gustos, colores y ritmos. Sin embargo, a pesar de las diferencias inherentes entre los géneros musicales, todos comparten una esencia común: la autenticidad y la expresión emocional. Los años 70, una década clave en la evolución del rock, liderado por el progresivo, también en otra esfera vimos nacer a bandas como Fleetwood Mac, cuyos delicadas y etéreas melodías, dejaron una huella en la historia de la música por la experimentación y dentro de esta corriente innovadora, se fundó Travis conocidos por su estilo melódico y reflexivo, ya que fusionaron influencias del pop y del rock de finales de los 80, consolidando, con el tiempo, un sonido que hoy reconocemos como indie rock.
Liderados por el carismático Fran Healy, la banda se presentó ayer en un Movistar Arena teñido de naranjo, creando un ambiente de expectación palpable entre los fans que, después de años de espera, finalmente vieron cumplido su anhelo de verlos nuevamente en vivo. Desde la apertura con «Bus», single de su más reciente álbum «L.A. Times» (2024), la energía se apoderó del recinto, porque aunque están activos desde 1990, la pasión y la conexión que los músicos establecieron con el público, se evidenció la vibrante atmósfera que estuvo latente de principio a fin en el show.
Aunque estaban en plena promoción de su nuevo trabajo discográfico, la euforia colectiva durante la interpretación de sus más grandes éxitos fue innegable. En «Sing» el lugar se llenó de miles de voces, cantando al unísono las icónicas letras «But if you sing, sing, sing, sing, sing, for the love you bring won’t mean a thing…» En ese momento, se sentía esa vibra de volver a ser adolescentes, como si el tiempo se hubiera detenido por unos minutos y hubiéramos viajado de vuelta a los noventa que tanta música nos dejó.
Fran, Andy, Dougie y Neil, demostraron una química perfecta sobre el escenario, interactuando con naturalidad y generando un ambiente de genuina cercanía con los asistentes, que devolvieron esa entrega con proyectos especiales al aparecer con globos naranjas, suceso que coordinó su fansclub oficial. El momento más emotivo de la noche, ocurrió durante la interpretación de «Closer» cuando Francis dedicó la canción a esa persona amada que, aunque no esté presente, sigue acompañándonos. La petición de alzar los flashes mientras recordábamos a esos seres queridos, se vivió como un homenaje colectivo lleno de emoción.
«Re-Offender» también se llevó uno de los puntos más intensos de la noche, precedido por las interpretaciones de «Side» y «Closer» Travis desató una ola de energía que se palpaba en el aire, mientras que el juego de luces se había sincronizado con las tonalidades de cada tema, acentuando la emocionalidad que provocaba revivir un repertorio que despertó nostalgia y felicidad, pues la conexión entre la banda y el público alcanzó un éxtasis imborrable en los presentes.
Anoche demostraron que, más allá de haber dominado los escenarios durante más de dos décadas, siguen conservando la pasión y el dinamismo desde sus primeros días. La capacidad de la banda para mantener al público vivo es prueba de ello. Se escucharon muchos gritos entusiastas cuando Fran compartió anécdotas divertidas de los primeros años en la banda y relató el origen del nombre del tour «Raze The Bar» que resultó ser una especie de tributo a su bar regalón. A medida que el show llegaba a su fin, Fran, dijo que sabía que muchos de los asistentes vivían su primera experiencia en un concierto de ellos, así que invitó a todos a saltar durante el último coro de «Why Does It Always Rain On Me?», un momento culmine entre la banda y el público, que no solo dejó una promesa de retorno por parte del grupo, sino que también abrió corazones e integró más de un momento especial.
