“Two Steps from the Move”: el mejor golpe de Hanoi Rocks
CBS Records, 1984
Un nombre nunca masivo, pero sí de mucho culto. Apenas comenzaron los 80’s fueron pioneros del rock escandinavo, especialmente en su natal Finlandia —abriéndoles la puerta, de antemano, a muchos coterráneos que se tomaron la movida metal durante los 90’s. Pero Hanoi Rocks, como emblema glam, influenciaron a varios a este lado del Atlántico; siendo sus mejores discípulos los mismos Guns N’ Roses —para nada de extrañar que en sus primeros años, Axl Rose e Izzy Stradlin fuesen unos clones de Michael Monroe y Andy McCoy.
Tras el debut, de 1981, decidieron radicarse en Londres; base de operaciones donde publicaron material de manera periódica —con una media de un disco por temporada. Con un éxito moderado iban de forma paulatina en ascenso, dando un golpe de timón para el que fue su 5° trabajo: Two Steps from the Move (1984). Dejaron de lado el anterior y pequeño sello finlandés, para firmar con CBS; moviéndose a un estudio de grabación en Nueva York, y luego recalar en Toronto. Junto con asegurarse por primera vez una eminencia tras las perillas, Bob Ezrin en persona —que desde una década atrás venía trabajando con bandas como Alice Cooper, Kiss y Pink Floyd. Y sí que es notoria la mano del productor, apretándolos y quitándoles cualquier rastro de amateurismo; refinando cada aspecto hasta conseguir un pulido producto final —además de estar muy involucrado al momento de componer.
Para mayor muestra está la apertura con Up Around the Bend, original de Creedence, a la que se le dio tanta personalidad que a ratos pareciera que siempre le perteneció a Hanoi Rocks. Salida de los ensayos de la banda, fue una favorita del segundo guitarrista Nasty Suicide, que de hecho fue el sencillo promocional que adelantó la placa; obteniendo buena rotación en MTV. High School le pone el pie al acelerador, mostrando de paso la faceta punk que tenían presente —y que en los años venideros nos mostraría más a fondo el vocalista, en los diferentes proyectos en que se involucró.
I Can’t Get It, de ritmo más pausado, dio lugar al invitado que figuró en los créditos como co-escritor: Ian Hunter, voz de los británicos Mott the Hoople. Bajando aún más las revoluciones le sigue Underwater World, que le da espacio al inseparable saxofón de Monroe. De aquí tomaron algunas ideas los ya nombrados Guns N’ Roses, para lo que fue su imperecedera Welcome to the Jungle: “Welcome to the ocean, welcome to the sea, welcome to the jungle; deep inside of me”.
Don’t You Ever Leave Me, power ballad mayor del repertorio, resulta ser una reciclada que apareció en el primer LP —que llevó por título Don’t Never Leave Me. McCoy se refirió a esa decisión: “Arruinamos esa canción tanto en aquel entonces, que tuvimos que rehacerla”. La nueva versión contó con una frescura, y baja de tempo, que se encumbró como uno de los grandes éxitos; sustituyéndose los lamentos de Times Avenue, y trasladándolos a la neoyorkina Lexington Avenue —junto con acentuar las distintivas voces en off; que como curiosidad, para la versión del single de 12’’ esas intervenciones están dichas en español.
Siguiendo esa línea endulzada, el remate queda hecho con Million Miles Away: una que estuvo en archivada carpeta desde los primeros días de la agrupación, a fines de los 70’s; siempre inconclusa —por aquella época con el nombre tentativo de Never Get Enough. Es la mejor muestra a nivel instrumental de esta colección: la apertura de teclados, a cargo del productor, que se funden con delicadas guitarras que le pasan la posta al saxofón; para hacia el final estallar el cambio de ritmo donde la batería se roba el protagonismo a la par de las seis cuerdas.
Boulevard of Broken Dreams, otro punto alto, ataca el abuso de drogas en clave hard rock punzante; para llegar a la cantinera Boiler (Me Boiler ‘N’ Me), apoyada en la pegajosa guitarra y pista vocal compartida por todos. Futurama, que por supuesto no tiene ninguna relación con la serie de Matt Groening, es una pequeña licencia para el desorden; antes del cierre de tono fiestero de Cutting Corners, que desmenuza la dureza del día a día londinense.
Era de esperar que Two Steps from the Move los llevaría al siguiente nivel, estaba diseñado para eso. En parte lo hizo, como lo que más escaló en los rankings dentro de su carrera; pero todo se cortó de cuajo a fines de 1984, con un fatídico accidente de tránsito que le costó la vida al baterista —Razzle; tras una imprudencia al volante de Vince Neil, cantante de Mötley Crüe. Un golpe del que Hanoi Rocks no pudo reponerse, dando unas pocas últimas fechas al año siguiente; y bajando el telón con el en directo Rock ‘N’ Roll Divorce. Recién volverían a actividad entre 2001-09, pero careciendo el impulso vertiginoso y hambriento con que venían; sin estremecer en demasía las tres entregas que otorgó aquel nuevo periodo.