«Unfinished Plan: The Path of Alain Johannes»: Brillo triste de un canchero
Hace unos 10 años, aproximadamente, la figura de Alain Johannes no aparecía en los radares de la prensa especializada en música ni de los fanáticos del rock alternativo en Chile. Al igual que una lista inagotable de talentosos artistas, su nombre era uno más de los tantos músicos de bajo perfil que habían dejado los 90, en su caso, con la banda Eleven y unas cuántas colaboraciones.
Para el 2005, cuando su nombre comenzó a ocupar páginas en la prensa, Alain estaba en lo más alto de su carrera como músico, y había ganado notoriedad gracias a su incorporación a Queens of the Stone Age. Su condición de ciudadano chileno (Santiago, 1962), y más aún, el sabroso detalle de ser sobrino de Peter Rock –primer baluarte de la Nueva Ola chilena-, hacía irresistible la tarea de indagar sobre su vida.
Cinco años después, el periodista Rodolfo Gárate fue más allá, e ideó la forma de llevar la insospechada vida de Alain a la pantalla grande, a través de un documental. Como todo proyecto ambicioso, ese proyecto tardó 6 años en ver la luz. El resultado: Unfinished Plan. El camino de Alain Johannes, el recientemente premiado documental de Gárate, ganador del primer lugar, en la Competencia Nacional, del 13° Festival In-Edit Nescafé 2016.
Unfinished Plan es un documento tan exquisito como melancólico. La película indaga la vida de Alain: sus inicios musicales con Flea y sus primeras aventuras musicales desde la escuela (What Is This?); el mágico y predestinado encuentro con Natasha Shneider, quien se convertiría al poco tiempo en su esposa; la envidiable y prolífica carrera de Eleven, su banda más estable, y que logró catapultarlo a la primera línea del rock en los 90 (girando con Soundgarden y Pearl Jam, por ejemplo); su incorporación a QOTSA y luego Them Crooked Vultures… Todas estas historias, siempre teniendo como motor su relación matrimonial con Natasha, su entrañable esposa y fiel compañera de banda.
Cargada de emoción, todos los entrevistados -aparte de músicos como Chris Cornell, Josh Homme o Mark Lanegan, están los relatos familiares de su hermana, su tío Peter, imágenes de archivo de su encuentro con su padre biológico: Javier Astudillo, “Danny Chilean”, y hasta un vecino francés de Niza- ponen énfasis en el amor puro de esta pareja, su complicidad a prueba de todo, y su envidiable química musical. El documental, con su música, su guión, su fotografía, su montaje, en cada momento hace honor a esa energía cósmica de esta increíble historia que se va develando con el paso de los minutos. La vida de Alain giraba (o se debía) a la de su esposa, y por esa razón, y por esa extraña cercanía que uno va teniendo con su biografía (la emotividad de los grados de separación hacen lo suyo), uno va sintiendo como propia la pena de Alain, cuando los caminos de la vida lo hicieron visitar las sombras, tras el infame cáncer que le detectaron a Natasha en 2007, y casi un año más tarde, su muerte.
Sumido en la desolación, deprimido y desalentado, Alain encontró nuevamente en la música su cable a tierra, su salvoconducto para que se mantuviera en este plano. Fue su conexión con Chile, la nueva carga energética para su segundo tiempo. El reencuentro con sus raíces, con un público que ha ido creciendo y que lo admira como admiramos a todos nuestros compatriotas que le va bien en tierras lejanas (desde Álvaro Peña a Tom Araya). Volvemos a las imágenes de la película, y ahí aparece Alain sobre los grandes escenarios nacionales, con una multitud coreando sus canciones. Esas canciones que nacieron desde la pena más grande, pero que son, finalmente, lecciones y agradecimientos.
La historia de Alain siempre estuvo ahí para nosotros, contada a cuentagotas, con imprecisiones. Este documental aúna todos estos datos e historias que son contadas por todos los que estuvieron ahí, y por Alain, que va mostrando su intimidad (su casa, sus fotos, sus inspiraciones). Fito Gárate cuidó cada detalle, se tomó el tiempo necesario para elaborar una pieza que estuviera en plena sintonía con la historia que estaba siendo contada. El objetivo se logró, convirtiendo a Unfinished Plan en uno de los mejores documentales musicales hechos en la patria.