Victor Wooten Trio en Chile: Un virtuoso viaje rítmico
La música siempre ha estimulado nuestras emociones más intensas. Las diferentes tonalidades nos entregan la opción de transitar por distintos pasajes sonoros, transformando la experiencia de las propias canciones en un pequeño gran viaje. Esto se podría aplicar perfectamente a lo vivido en el Teatro Nescafé de las artes, donde un peso pesado del jazz actual hizo arder la calma del domingo por la tarde y nos regaló un extraordinario viaje a través de sus virtuosos ritmos.
A las 20:34 hrs. se anunciaba la entrada de Victor Wooten, quien hace su triunfal ingreso al escenario del teatro de calle Manuel Montt con gran entusiasmo y muy sonriente. El musico es recibido con una gran ovación por parte de los asistentes, los que semanas antes ya habían agotado las entradas para esta gran cita. En escena, rápidamente se le unen el saxofonista Bob Franceschini y el baterista Dennis Chambers (Parliament / Funkadelic), para así, dar comienzo a la gran fiesta de golpe sonoro que nos tenían preparada.
La canción encargada de abrir el set es “Dc10”, sin duda, un comienzo intenso donde desde un principio se pudo apreciar al trío dejar fluir sus instrumentos poniendo el virtuosismo al servicio de lo que diga la música, entremezclándose a través de un intenso dialogo melódico en donde cada uno de los músicos va desarrollando su propia voz, pero en el cual Wooten es el maestro de ceremonias y el que guía el camino.
El músico estadounidense, además de mostrarnos parte de su último disco, hace un pequeño repaso por parte de su carrera interpretando canciones como “My Life,” en donde el público se deja llevar por el groove de la canción haciendo palmas en todo momento. Es interesante como el bajista puede trabajar con polirritmias sumado a una inteligente fusión de compases, tempos y bucles.
El trabajo de Chambers en batería y Franceschini en el saxo se interconectan de forma perfecta, tomando las distintas sonoridades del jazz y el funk pero llevándola a terrenos impensados, es el mismo Franceschini el encargado de presentar, en perfecto español, la canción “Zenergy,” una composición antigua de Wooten originalmente compuesta en banjo. Es increíble como la banda va mutando en mitad de la canción para terminar improvisando pequeñas partes de canciones clásicas como “Master Blaster” de Stevie Wonder, “Smooth Criminal” de Michael Jackson o “Brick House” de The Commodors.
A medida que avanza el espectáculo nos queda claro por qué Wooten es uno de los mejores bajistas actuales, ya que lo que nos muestra es una continua reinvención en la manera de tocar su instrumento y lo que se puede hacer con él; si bien mantiene las cosas bien arraigadas en el jazz-funk está muy lejos de ser predecible y nos sorprende con cada sonido, incluso muchos de los asistentes a penas logran creer lo que están viendo y escuchando, si hasta risas causa la genialidad con que toca el bajo.
Para el final, la banda nos vuelve a deleitar con el groove potente de la mano de “Funky D”, un temazo, y que por la reacción que hubo en el teatro se puede adivinar que es uno de los favoritos de la audiencia, y es que el concierto nunca dejó de ser dinámico. En todo momento los asistentes se mantuvieron entretenidos y quizás por lo mismo fueron premiados con un bis, cerrando con otro tema enérgico: “Trypnotyx,” canción que da nombre a su último disco y que fue el encargado de cerrar una jornada memorable.
Sacando conclusiones, lo más valioso de Victor Wooten, además de su técnica y evidente virtuosismo, es la forma tan especial de sentir y de enfrentar la música, esa libertad con que se deja fluir y hace vibrar su propio espíritu para transformarlo en notas musicales y así compartirlo con quienes estén dispuesto a escucharlo. Toda una experiencia y un viaje que, esperamos, nunca se acabe.
Por Carlos Bastías
Fotos: Federico Soto