Videografía Rock: «Big Bang Baby» – Stone Temple Pilots
No es que sea una de las más grandes joyas audiovisuales de la historia, pero está claro que la simpleza y el efecto retro otorgaron a Stone Temple Pilots uno de los videos más singulares y recordados por sus fans. En él solo vemos un fondo blanco y la banda tocando, con un Scott Weiland bailando y moviéndose quedando en un carácter muy icónico, en una gran etapa para la banda.
STP optó por un sonido de rock crudo en su tercer álbum “Tiny Music”, y «Big Bang Baby» fue la carta de presentación, de la cual Scott Weiland llamó «letras de la corriente de conciencia de Bowie, que no tenían por qué tener sentido».
Scott Weiland escribe en el coro la línea «Big bang baby, is a crash, crash, crash» y nadie entendió mucho eso o de lo que habla la canción en general, pero hay que echar una mirada al debut y cosas de «Purple» también donde hay letras inconexas, divagaciones y el sin sentido casi se apoderaba del concepto de la banda. Lo que sí supo explicar Weiland fue un «robo amoroso» de la canción de los Rolling Stones «Jumping Jack Flash», donde Mick Jagger canta «Jumping Jack Flash is a gas, gas, gas».
El clip fue dirigido por el fotógrafo John Eder y quiso un poco entrelazar la locura de las estrofas y la música cruda que suena, pero con una onda impresionante, con matices de rocanrol setenteros escuela T. Rex , y con un estilo hippie lisérgico, animado desde esas franjas de colores televisivas tan populares en la década, y una estética con patas de elefante, camisas de flores y ediciones de video algo kitsch, como aquellos besos que tira a la cámara Weiland, las caras de los cuatro integrantes en tiernos corazones, hipnotizantes efectos caleidoscópicos, la TV en blanco y negro y las bizarras máscaras de gorilas, intentando unir todo con locura sutil, pero vieja escuela al cien por ciento. En algún momento inclusive citaron como influencia el video del «one hit wonder» de Toni Basil de la canción «Mickey».
«Big Bang Baby» es un tema y video incrustado para siempre en nuestra memoria. Nos mostraba esa faceta setentera que Weiland abrazaba dejando de lado la etiqueta de post-grunges, cosa no menor y que marcó un cambio notable en la forma de abordar música de la banda para lograr su anhelada identidad.
Por Patricio Avendaño R.