Videografía Rock: «Seasons in the Abyss» – Slayer
Para 1990 Slayer ya había dejado sus cartas claras en cuanto a metal: tras haber lanzado dos discos esenciales en la materia como el ultra poderoso y agresivo “Reign in Blood” (1986) y el sofisticado “South of Heaven” (1988), para 1990 y en una nueva etapa con American Recordings la banda quiso presentar algo aún mejor, el gran “Seasons in the Abyss”, un disco donde su etapa madura y de consagración mundial entraban de la mano en tierra derecha y para ello, la ambición de traspasar fronteras en cuanto a material audiovisual hizo que dieran un paso significativo: ir a grabar a nada menos que a las pirámides de Egipto, cuna de una de las civilizaciones más grandes y enigmáticas de la historia.
El concepto provino de Rick Rubin, el productor del grupo y presidente de su sello en ese momento, Def American, que lo contó con lujo de detalles a Rolling Stone. “Siempre trataba de ser un visionario”, dice en las memorias Araya. “Simplemente nos dijo, ‘queremos que hagan un video donde los llevaremos a Egipto’. Y nosotros reaccionamos así como, ‘¡Egipto!’, ¿sabes qué? A la mierda. Eso es genial”.
Pero no era llegar y viajar. En la época se vivía una tensión global; de hecho fue justo antes del primer ataque de Estados Unidos en la administración Bush contra Iraq, recordaba la banda, refiriéndose a la Operación Desert Shield. A pesar de la tensión en la región en ese momento, Araya y el guitarrista Kerry King recuerdan haber sido recibidos calurosamente por militares estadounidenses y lugareños por igual. Cuando llegaron en diciembre de 1990, conversaron con los soldados, quienes les dijeron que se estaban preparando para que el presidente Bush preparara la invasión y lo que se convirtió en «La Tormenta del Desierto», luego se reunieron con funcionarios egipcios para hacer los convenios necesarios que les permitirían tener derecho a filmar alrededor de una de las Siete Maravillas del Mundo. «Sobornamos a todos con pornografía y cigarrillos”, dice riendo el guitarrista de Slayer, Kerry King. «Son increíbles las puertas que se abren».
El misterioso y místico video, de seis minutos y medio, muestra a personas que viven en la miseria yuxtapuestas con la banda montada en un bote en el Nilo, tocando en una habitación antigua adornada con jeroglíficos y al pie de las pirámides; mientras los lugareños agitan antorchas en sus rostros. El clip en sí no cuenta tanto una historia como evoca la letra, ya que Araya habla sobre la sensación física de la muerte y mucha sangre, con muchos gritos. Aunque en sentido que le da lo geográfico, puede ser de las mismas tierras que fue hecho el misterioso Libro de los Muertos; y de ahí que se genera una especie de ritual ambiental en torno a ella.
Pese a que Araya se mostró dispuesto de inmediato, tomó más tiempo convencer a Kerry King, ya que el grupo acababa de concluir una gira asiática promocionando el álbum. «Todos fuimos de gira después de Japón”, dice. «Queríamos ir a casa. Fue un gran dolor en el culo. Recuerdo que llegamos allí por la noche y no era tanto como una tormenta de arena, pero no se podía ver muy lejos. Nos registramos en un hotel, nos despertamos a la mañana siguiente y estaba muy claro. Sentí que podías tocar las pirámides desde mi ventana. Todos dijimos: ‘Esto es genial’, y nos metimos en ello».
Cuando finalmente salió el video, Def American envió un comunicado de prensa «Se estaban realizando ejercicios militares, se estaban organizando conversaciones diplomáticas, se estaban construyendo refugios antiaéreos y Slayer estaba filmando un video en medio de todo». También dijo que un cuarto del correo de admiradores del grupo, provenía de las tropas estadounidenses en el Medio Oriente; y que algunas de las cartas que encontraron, tropas que afirmaban que tocaban la música de Slayer por altoparlantes en el medio del desierto. Lo único en que ambos miembros de la banda recuerdan vívidamente es cómo se sentía estar allí: «Un frío como la mierda», en palabras de Araya. “Tenía puesta una camisa de manga larga, y eso no va en nada conmigo», recordaba King con una sonrisa.
Araya todavía se maravilla de los lugares que visitaron para el rodaje. «Cuando flotábamos por el Nilo, recuerdo haber pensado, ‘Vaya, Moisés bajó a estas aguas'», dice. «Para mí, la historia de lo que sucedió hace 3.000 o 4.000 años fue lo mejor».
Araya también recuerda, con cariño, algunas de sus interacciones con los egipcios que conocieron. Uno le dio un kaffiyeh (un turbante/bufanda árabe), y le mostró «cómo ponerlo en mi cabeza como lo harían los egipcios». Cambió algo de lo suyo, que no recuerda, por eso, y se ha aferrado a él durante todos estos años. «Pero todos fueron geniales», continúa. «Tenían una pequeña tienda de campaña preparada para que pudiéramos mantenernos en calor. Y nos ofrecieron comida, pero, ya sabes, éramos tontos estadounidenses y no apreciamos las cocinas de otra parte del mundo. Así que nos sentamos allí a picar algo que pensamos que era comestible». Araya se ríe.
La experiencia dejó un impacto tal en el cantante, que decidió regresar a El Cairo al año siguiente, con el baterista Dave Lombardo y el manager de la banda. Fue entonces cuando experimentaron realmente la cultura de la zona: «Cuando estás haciendo un video, pasas la mayor parte del tiempo esperando a que preparen las tomas, y no tienes tiempo para disfrutar o visitar los lugares de interés», dice. «Así que la segunda vez fuimos a un bazar y una casa de té de hookah».
Toda la sesión había tardado semanas en negociar, pero valió la pena para los miembros de la banda. Sobre su inclusión en la programación de MTV la banda acusó recibo: «Nunca hicimos videos que atendieran a MTV”., dice Araya. «Dijimos, ‘Vamos a hacer un video. Pueden mostrarlo o no. Está bien. No nos importa’”. Finalmente el video se programó mucho en el mítico Headbangers Ball de MTV, y años más tarde, apareció en un episodio de Beavis and Butt-head, como para inmortalizarlo una y otra vez.
Acá una de las delicias del metal noventero, y un episodio audiovisual completamente histórico para Slayer: