Wardruna en Chile: Un ritual pagano, purificador y curativo

Wardruna en Chile: Un ritual pagano, purificador y curativo

Fotografias por Francisco Aguilar

La espera finalmente terminó. Wardruna aterrizó en suelo Chileno transformando un repleto Teatro Caupolicán en un ritual pagano, con una actuación espiritual y fascinante, una experiencia audiovisual completamente inmersiva que nos transportó a los bosques del país nórdico mientras el graznido de los cuervos resonaba en nuestros oídos como un tambor antiguo. Abrieron con “Kvitravn”, la canción principal de su último lanzamiento (que se traduce como Cuervo blanco). Seguida de “Skugge” —una de las canciones más oscuras de su repertorio— y “Solringen”. El ritmo constante de la banda y la energía primaria crearon una intensidad profunda que trascendió la actuación en sí y nos transportó de los valles cargados de bosques a las montañas rodeadas de poderosos ríos.

 

 Existe un equilibrio entre lo académico y lo expresivo en Wardruna y esta creación proviene de tocar música antigua con instrumentos antiguos, pero su poder de permanencia proviene de su puro impacto emocional. Son embajadores modernos de la cultura y tradición nórdica. Esta gira la realizaron con una carga completa de instrumentos históricos y tradicionales, incluidos tambores con marco de piel de ciervo, Lur, Tagelharpe, Kraviklyra y Tungehorn… solo por nombrar algunos. Esto, combinado con la intimidad de su show y la voz de Einar Selvik garantiza una actuación en vivo como ninguna otra. Se siente como si la banda estuviera tocando solo para ti. Crean un tipo de intimidad muy especial, donde nos permiten vincularnos con las canciones de una manera diferente a cualquier otra en todos los niveles emocionales y espirituales. Junto con la intensidad y el poder mágico que conlleva cada canción, puedes sentir que cada canción toca tu alma y la conectas con algo mucho más antiguo y primario.

El conocimiento enciclopédico de Einar Selvik sobre la tradición nórdica se vio iluminado a través de una lista de canciones cuidadosamente seleccionadas. “Heimta Thurs”, “Kvit Hjort”, “Voluspá”, nos sorprendieron en este ritual a través de una musicalidad intrínsecamente detallada e impecablemente elaborada. La música de Wardruna es una forma de animismo: los objetos, las runas y el sonido  posee un componente espiritual innato. Han creado un paisaje musical rico, polifónico y dramático que indiferente de la lengua o el país en donde toquen, siempre todos nos sentiremos conmovidos por la naturaleza profunda, emotiva y curativa de su música. La ingeniería del sonido fue tremenda. Cada instrumento fue cuidado y considerado de manera única al momento de tocarlo. El mismo elogio se extiende al diseño de escenario e iluminación. La simplicidad de este ayudó a que el concierto se sintiera tan etéreo como los valles donde nos transportaba la música.

A medida que avanzaba la actuación, aparecieron instrumentos cada vez más inusuales como unos enormes cuernos de batalla para el pesado sonido ambiental de “Tyr”. “Grá” incluso incorporó muestras de aullidos de lobo dentro de su percusión. Sumergirse en el show de Wardruna es algo realmente purificador y curativo. Se siente como una energía superior. De la misma forma que el respeto que tiene Einar por la conservación cultural como inspiración artística. Es algo realmente poderoso y aunque las raíces de Selvik en el black metal noruego tienen poca conexión evidente con Wardruna, de alguna forma se logra extraer el por qué tantos grupos de metal escandinavos extraen su herencia cultural en busca de inspiración musical. El  set principal terminó con una interpretación impresionante de “Helvegen”, una canción sobre la muerte y la liberación del álbum Runaljod – Yggdrasil. La ovación luego de esta primera parte fue larga, al más puro estilo chileno, gente silbando, gritando, aplaudiendo por este tremendo debut, rogando por una canción más… y funcionó. Nos entregaron “Raido” y la interpretación en solitario de «Snake Pit Poetry» para cerrar la noche. El final perfecto para una velada mágica. Un ritual pagano que difícilmente olvidaremos de nuestra memoria.  



 

Matias Garcia

La música me salvó la vida.

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