«Without a Sound»: el subvalorado gran álbum de Dinosaur Jr.
Blanco y Negro Records / Sire Records, 1994
El sonido de un corcho sacado de una botella abría en 1994 el nuevo álbum de Dinosaur Jr., como invitándonos a abrir una botella de vino y empezar a disfrutar de sus desabridas melodías, porque sí, el encanto de esta banda es hacer absolutamente grandioso lo simple, lo aburrido, lo que trae sinsabor y lo desencantado de todo. Se dijo que este disco venía en capa caída en su carrera (Rolling Stone le hizo una reseña bastante negativa en su momento), pero acá defendemos a muerte un disco que posee inmensos momentos y grandes canciones.
Quizás este es como nunca cuando se revela cómo el líder y compositor J Mascis, una vez feroz lobo de rock de guitarra, quien ha perdido parte de su efervescencia tan ruidosa, pero gana en otro ámbito, el más íntimo y melancólico. «Feel the Pain» sorprende por sus cambios de tempo agradablemente discordantes y sus ganchos de guitarra centelleantes y nos sigue diciendo cómo Dinosaur Jr. en su mejor momento puede hacer que tres acordes suenen con un volumen ensordecedor y agresivo tan emocionante como Nirvana (el video venía presentado con estos extraños golfistas que solían golpear gente por toda la ciudad). Sin embargo, la primera línea del verso: «Siento el dolor de todos», incluso si se toma irónicamente, se desprende como en un aura de problemas internos, con ciertos delirios mesiánicos, presagiando problemas que vienen y van en todo el álbum. La partida de uno de sus compañeros no fue fácil y sí, el ego jugó malas pasadas en la estructura del grupo.
Aparte de Mike Johnson en el bajo (reemplazando al hueco que deja el histórico Murph en la batería) y algunas voces de acompañamiento de Thalia Zedek de Come, Mascis toca casi todos los instrumentos en el disco, es uno de sus álbumes más personales. Por acá Mascis se suma a una lista de rockeros independientes convertidos en cantantes/compositores, en que se fortalece con melodías débiles, ejemplificadas por la acústica de «Outta Hand» y el zumbido mortal de «Mind Glow». La melosa «I Don’t Think So» se canta y toca con más sentimiento, ya que habla de un triste abandono de su pareja («Me gustaría pensar que ella lloró por mí. Pero no lo creo») en tanto tenemos otras regresiones modales de la fórmula que suenan planas al lado de las exploraciones sonoras anteriores de Mascis, que sacudieron parte de la estructura de la canción tradicional con un ruido abrasador único, aunque esas guitarras al borde de la entrega al noise como «Grab It» y su estruendoso arranque, la rockera tradicionalista de «Yeah Right’ y el estruendoso sonido de «Even You» encienden las chispas de vida que tiene este disco.
«Without a Sound» ya se ha vuelto un clásico en su discografía y Murph ha regresado en gloria y majestad a la banda desde 2005, el trío dorado en la última década recuperó la vitalidad con un par de lanzamientos que no hacen más que ser consecuentes a la paternidad de un sonido, reconocido por algunos, pero subvalorado por mucha parte de la masa.
Por Patricio Avendaño R.